Raúl Morodo, secretario general del PSP, me entrega en Madrid los papeles cumplimentados y firmados por él, pero con los nombres de los candidatos al Congreso y al Senado del PSP por la provincia de Cáceres en blanco, para que nosotros, a través de las asambleas locales y provincial del partido eligiéramos a los compañeros y una vez elaboradas las listas, democráticamente desde la base, presentarlas yo en la Junta Electoral Provincial de Cáceres. En principio objeté que, para todos los trámites, con veinte años era menor de edad legal , pero me abrumaba la responsabilidad; independientemente del acto de confianza hacia mi persona del secretario general que me animó en el trance.

En la antigua Audiencia Territorial, ya con los papeles de las candidaturas cumplimentadas, me indican que debo entregarlas al magistrado juez don Jesús González-Jubete, quien me recibe en su despacho y después de una breve charla sobre las elecciones y don Enrique Tierno Galván, me admite los célebres para mí papeles firmados por Morodo. Quisiera que mis palabras de agradecimiento tardío lleguen al cielo de la utopía donde deben estar don Jesús y don Enrique Tierno Galván.

El PSP era un partido político demasiado bonito para que, siéndolo, pudiera durar en el marketing electoral que ya se apuntaba. No obstante, en Cáceres capital, a pesar de todos los pesares, obtuvimos la confianza de 832 cacereños y cacereñas, mayores de veintiún años entonces, tres votos más en la capital que el PCE.

Hace treinta años y algunas veces me parece que pasó ayer.

Gracias Cáceres, por aquellos momentos, por todo y a por 2016.

Manuel Perdigón García **

Fundador del PSP en Mérida y Cáceres