WLwa ayuda de 420 euros mensuales, aprobada el pasado jueves en un consejo de gobierno extraordinario, para los parados que han dejado de percibir la prestación por desempleo y disponen de una renta inferior a 468 euros al mes (75% del salario mínimo interprofesional) sale al paso de los casos de más perentoria necesidad provocados por la crisis económica. No se trata, a pesar de lo que pueda parecer, de una buena noticia, sino todo lo contrario, porque obedece justamente a la certidumbre del Gobierno de que, como ha advertido el Banco de España, la recesión económica ±se prevé muy prolongada y con una salida que será muy gradualO y el mercado de trabajo seguirá zarandeado por la contracción que está experimentando la economía. Digamos que se trata de una medida justa e ineludible en el seno de una realidad que es todavía muy preocupante.

Las cifras del segundo trimestre adelantadas recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (decrecimiento de la economía del 1% y una variación interanual del Producto Interior Bruto del 4,1%) resumen con toda nitidez el largo camino que queda todavía por recorrer para recuperar la senda del crecimiento en España, la creación de empleo y la reactivación de la demanda interna para impulsar la economía. España está lejos de los datos del último trimestre que se han hecho públicos en otros países como Francia y Alemania (que son las dos locomotoras económicas de Europa y que han tenido un crecimiento del 0,3%) y la bolsa de paro que se debe afrontar en nuestro país se acerca al 18%, una cifra que puede alcanzar a principios del año 2010.

De ahí que, con acuerdo social o sin él, el Gobierno se haya visto obligado a tomar medidas y a fijar un porcentaje de parados, inferior al 17%, para desactivarlas, sin saber ni cuándo ni en qué condiciones el número de desocupados se situará por debajo de este guarismo.

En verdad, no hay forma de diseñar un libro de ruta porque lo prioritario a corto plazo, vencidos los contratos temporales asociados a la actividad turística, es saber cuál será el comportamiento de las estadísticas del paro y qué posibilidades hay de que, finalmente, los agentes sociales lleguen a un acuerdo para gestionar y atenuar los peores efectos de la crisis.

El Banco de España estima que para volver a medio plazo a la disciplina presupuestaria hace falta que se adopten ±medidas que sean ambiciosasO. Los empresarios aspiran a una modificación sustancial del marco de referencia de las relaciones laborales en nuestro país, mientras que los sindicatos reclaman que los costes de la crisis no caigan solo sobre las plantillas.

Sin fórmulas de concertación que hagan casar todas estas variables, el final de la odisea será cada día más problemático y el coste, más elevado.