Cuando te das cuenta de que cualquiera de estos terroristas puede haber estado viviendo en tu pueblo y que hace pocos años lo podías haber tenido en clase, te vienen a la cabeza unas reflexiones. De entrada, les diría que soy charnego y que seguramente no deben conocer esta palabra. Les diría que hace años también vino gente de otras tierras con una lengua y cultura diferentes, que muchos de ellos se casaron con gente de aquí y que muchos somos fruto de esas relaciones. Les diría que eran tiempos difíciles, pero a pesar de todo aquí encontraron su futuro. Somos tierra de acogida. Un país por donde pasean personas de todas las culturas. Precisamente, la Rambla es una muestra de nuestra diversidad.

¿Habéis declarado la guerra a todo el mundo que sea diferente? No creo que esto sea lo que dice vuestro dios. Muchos habéis crecido en nuestras escuelas, ya nos conocéis. No dejaremos de luchar para que la nuestra sea una sociedad tolerante, donde todo el mundo viva con libertad y en paz. Quizá con vosotros hemos perdido la partida, pero no renunciaremos a seguir intentándolo. Estas victorias prueban que hay otras vías posibles: la de cada una de las personas que hacen su proyecto de vida entre nosotros y son felices. Posiblemente vosotros habéis escuchado otras voces que se han aprovechado de vuestra debilidad. Hoy cuesta, pero como hemos hecho siempre, los maestros iniciaremos el curso con el firme propósito de que nuestra sociedad se base en el respeto a la diferencia. Somos tercos y ayudaremos a ganar la paz.

AYUDAS EN EL ATENTADO

A los que nos refugiaron, gracias

Jaume Porta

El 17 de agosto estaba en la plaza de Catalunya junto a mi familia en el momento del atentado terrorista. Como otros viandantes, estábamos expectantes por lo sucedido en la Rambla y, al ver las caras desesperadas de las personas que venían de allí, supusimos que había pasado algo muy grave. De repente, una auténtica multitud de personas comenzó a correr hacia arriba y a refugiarse en los locales que encontraban. Nosotros corrimos enseguida hacia la tienda Desigual de dicha plaza, como lo hicieron muchas otras personas. El responsable de seguridad, al verlo, se apresuró a acogernos y a tranquilizarnos. Él y todos los empleados de la tienda. A partir de ese momento, todos asumimos nuestro rol. Bajaron las persianas del establecimiento y los trabajadores se pusieron de acuerdo con la policía para no dejarnos salir hasta que la calle recuperara la normalidad, lo que no pasó hasta después de tres horas. Durante todo este tiempo, todos los allí refugiados recibimos un trato excelente: nos hicieron ir a la planta sótano de la tienda, nos iban informando de las conversaciones con el exterior y nos ofrecieron todas las atenciones posibles, nos facilitaron sus teléfonos para contactar con la familia, nos permitieron cargar los móviles y nos dejaron acomodar a nuestro gusto. Quiero agradecer públicamente a todo el personal de esta tienda todas las atenciones recibidas y su trato, de una calidad humana excelente y, a la vez, felicitar a la marca Desigual por saber seleccionar a unos trabajadores de semejante calidad humana. Muchísimas gracias.

MÁS QUE NUNCA

No dejaré de ramblear

J. Cassany

No dejaré de ramblear por Barcelona, ahora más que nunca. Como cualquier otro destino turístico mundial, Barcelona es un objetivo para amplificar el mensaje del terrorismo. Los servicios de inteligencia de todos los países destinan personas y recursos a prever y evitar estos crímenes, pero no podemos dejar de vivir con normalidad. Me sumo al pésame de los familiares y amigos de las víctimas y doy las gracias a los que han trabajado para ayudar a quienes ha sufrido este terror.