XExn las solemnidades litúrgicas de la presentación de un nuevo Papa, nada, al parecer, se deja al azar, así que cuando el cardenal Ratzinger , toma el nombre de Benedicto XVI , tendrá sus poderosas razones, porque no es un tema baladí, algo tendrán los Benedictos para haberse acordado de su santo nombre.

Del primero, llamado Bonoso , se conocen tan poco que ni siquiera se sabe la fecha exacta de su elección, suponiéndose que fue hace el 574. De Benedicto II , algo más, y no precisamente tranquilizador, ya que delega en el Exarca de Rávena el derecho imperial de ratificar al Papa, lo de Al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios , pasaba a mejor vida. El tercero de los Benedictos, lo pasó el hombre bastante mal, y allá por el 855, el antipapa Anastasio III lo metió en la cárcel, y es que hay papas y antipapas, la cuestión es compleja, pero simplificando, cuando hay lucha por el solio pontificio, el que gana es Papa y el que pierde antipapa. De los Benedictos cuarto, quinto y sexto, lo más destacable es que al quinto lo quitaron, muriendo desterrado en Hamburgo, y al sexto lo estrangularon.

El séptimo, se dedica a combatir la costumbre de comprar cargos eclesiásticos, lo que verdaderamente no estaba nada bien. Benedicto VIII , de estirpe aristocrática, hijo del conde de Tuscalo, fue un Papa guerrero, que expulsó a los sarracenos de Cerdeña, y que condenó el concubinato de los clérigos. Y para mí, que en esto metió la pata, y mucho mejor hubiese sido autorizar el matrimonio de los clérigos. Si Ratzinger se ha acordado de esta cuestión para denominarse Benedicto, mal comenzamos.

El octavo dejó el solio pontificio a su sobrino Benedicto IX , debe ser que lo de ser Papa lo llevaban en la sangre, y tuvo un papado muy accidentado. Fue destronado, vuelto a entronizar, para ser finalmente descabalgado del poder, se ve que en siglo XI lo de ser Papa tenía más riesgos que ahora. Al décimo no le fue mucho mejor y fue destituido, por los cardenales que eligieron a otro Papa llamado Nicolás II .

De los décimo, undécimo y duodécimo, casi la rutina de siempre en esta época, al décimo lo quitan, el undécimo no paró de excomulgar y guerrear, y el duodécimo se marchó a la ciudad francesa de Aviñón, donde empezó a construir un palacio para los papas, en fin, que por poco en vez de católico, apostólico y romano, no se acabó siendo católico apostólico y aviñonés.

Y llegamos al más grande de los Benedictos, Benedicto XIII , éste es el nuestro, español, aragonés, infatigable al desaliento, lanceador de molinos de viento, desfacedor de entuertos, convencido de su verdad, naturalmente murió solo, en el castillo de Peñíscola, consolado, supongo, por las hermosas vistas que el castillo tiene al mar. Es el mejor reclamo turístico de la ciudad, y entre nosotros, el Benedicto más conocido con mucho. Hay otro XIII, pero es un napolitano del siglo XVII de la saga de los papas italianos, que no le conoce nadie. El trece nuestro es el bueno, que hasta tiene un hermoso nombre como antipapa, antipapa Luna , precioso, ¿no?

Benedicto XV , el hasta ahora hace unos días, último de los Benedictos, fue un genovés que le toco lidiar la primera guerra mundial, y lo hizo francamente bien, se resistió a condenas unilaterales y propició en todas los bandos medidas que atenuasen la crueldad de la guerra, impulsó las misiones y propició el acercamiento a las iglesias orientales. Así mismo publicó el Código de Derecho Canónico, lo mismo tenemos aquí una pista, porque Ratzinger sabe un rato de derecho canónico. Los arcanos son los arcanos.

¿Cuál o cuáles son los Benedictos de Benedicto XVI? No lo sé, alguno habrá cuando se ha puesto el nombre que se ha puesto. !Que misterioso es el Espíritu Santo¡

*Ingeniero y director generalde Desarrollo Rural del MAPA