Cataluña se revolvió, mientras, yo retomaba el curso con la lectura de Caligrafía de los sueños, redescubría nuevamente Barcelona con Juan Marsé, como siempre lo hago, me empapo del Carmel, del Guinardó y Gràcia y vivo por momentos en Cataluña.

Este es el poder del universo de la literatura, es la puerta que nos abren los creadores, los que nos hacen conocedores de todo lo bueno que compartimos: una cultura basta, compleja y riquísima.

Juan Marsé es embajador catalán, es un magnífico embajador, si así se entiende el papel identitario que cumple la cultura.

En este espacio de convivencia de unión y de libertades, Marsé, quien regala y exporta Cataluña, ante todo lo ocurrido se ha expresado y lo ha hecho indicando que «lo que se propone el Govern es rigurosamente incompatible con un Estado de Derecho. No necesito otro argumento para rechazar tal propuesta. Yo no soy nacionalista y todas las banderas me repugnan. Soy más bien provinciano, incluso comarcal. Soy pueblerino, digamos hortelano. Con el huerto me basta».

Noble pero sobre todo libre, es su comentario, ¿merece, por ello, por ejercer su libertad de expresión que aparezcan sus libros tachados con «antipatriota catalán» en bibliotecas catalanas? ¿Cuál es el límite ante tanta barbarie?

Hablan de democracia quienes coaccionan, hablan de libertad de expresión quienes aíslan y marginan, hablan de representar a la mayoría quienes se la niegan a los alcaldes y alcaldesas socialistas que ganaron las elecciones y gobiernan y representan a sus vecinos.

Estos alcaldes y alcaldesas socialistas reciben insultos, amenazas y presiones por defender la democracia y negarse a cometer una ilegalidad.

Defender el Estado de Derecho es defender su legalidad y esto es precisamente lo que ellos y ellas están haciendo al impedir que utilicen sus pueblos y ciudades para un acto sin orden ni concierto, que de todo parece llamarse menos un acto de libertad de expresión.

«Conmigo que no cuenten» es el lema que estos y estas valientes han creado para ponerle freno a tanta irresponsabilidad, desde aquí les digo que cuenten conmigo para seguir defendiendo la democracia y la libertad. A ellos y ellas debemos darle hoy las gracias por ser sus representantes en Cataluña.

Estos alcaldes y alcaldesas socialistas merecen todo nuestro respeto, apoyo y reconocimiento, hacen de Cataluña un espacio para caligrafiar en sueños.