Breitbart News, el portal de noticias dirigido por Stephen Bannon, jefe de campaña de Donald Trump, quien desde hoy es ya oficialmente presidente de los EEUU, proyecta su desembarco en Europa, estableciéndose en Alemania y Francia, con el objetivo de ayudar a la extrema derecha a consolidarse y a ser posible hacer saltar en pedazos la Unión Europea. En febrero de 2002 trascendió que el gobierno de Bush planeaba abrir una Oficina de Influencia Estratégica para difundir en el extranjero noticias que avalaran la política de Estados Unidos. Ante el escándalo suscitado, se dio marcha atrás y prefirió influir a través de empresas privadas, mucho más discretas. Si los planes de Bannon tuvieran éxito, la extrema derecha podría disponer de lo que siempre ha faltado a la izquierda europea: medios de comunicación que difundan sus mensajes hasta que se conviertan en hegemónicos. En su libro La Guerra Fría cultural y el exilio republicano español. Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura, Olga Glondys recorre la historia de aquella organización cultural que intentó, durante los años de tensión americano-soviética, captar las simpatías de los intelectuales europeos y sudamericanos, alejándolos del comunismo. No pocos escritores de renombre aceptaron, a cambio de generosos honorarios, pero quedaron con el culo al aire y la organización se fue al garete cuando se reveló que era costeada por la CIA. Aquellos tiempos eran más escrupulosos, y es posible que, con dólares por delante, no haya pocas plumas que se ofrezcan a ensalzar a Trump. Ya desde la COPE alguno expresa su entusiasmo ante quien «ha derrotado a las dictaduras feminazis, medioambientales y buenistas que quieren proteger a las minorías». Hay que recordar que Hillary Clinton obtuvo casi tres millones más de votos que Trump y su derrota se debió a un sistema electoral aun más injusto que el nuestro, donde cuenta más el voto de un granjero de Oklahoma que el de un neoyorquino o un californiano, habitualmente mejor informados. Recuerdo cuando daba clases a los alumnos de la Universidad de Iowa, mi sorpresa al comprobar que la mayoría de ellos no solo era la primera vez que visitaban Europa, sino que no conocían las costas de su propio país. Como dijera Slavoj Zizek, si el lema de los ecologistas es «piensa globalmente, actúa localmente», el de la derecha estadounidense es el contrario: piensan localmente pero, por desgracia, sus acciones llegan a todo el mundo. Ante esa internacional del patanismo de Breitbart, solo cabe responder con el rigor informativo.

*Escritor y profesor.