Cáceres es hoy una ciudad de paz, y queremos que mañana también lo siga siendo ¿Por qué? Porque entre nosotros, en Cáceres, ya viven una cantidad considerable de personas con otras culturas, otras costumbres, otras religiones: chinos, árabes, magrebíes, pakistaníes, hispanos, rumanos, católicos, evangélicos, ortodoxos, musulmanes, budistas, judíos- Es una realidad de convivencia plural maravillosa y hay que seguir cuidándola para que siga creciendo.

En muchos países de Europa como Alemania, Francia, Suecia, etcétera, ya están en la tercera generación de inmigrantes procedentes del resto del mundo. Es bonito pensar en un mundo de iguales, todos conviviendo en paz y armonía aportando cada cual lo mejor de su cultura y de sus valores. Mientras eso funciona espontáneamente es maravilloso, pero a poco que uno se despreocupe, los conflictos de integración entre la cultura de origen y la del país de acogida están a la orden del día. El buenismo no es suficiente. Hacen falta otras medidas. En toda convivencia hay momentos en los que los sentimientos entran en conflicto; entonces es cuando se valoran los esfuerzo y las estrategias sociales, políticas, religiosas, educativas, que se han ido configurando previamente en la convivencia ciudadana.

XLA MARCHAx por la Paz, que se inicia a las 18 horas de hoy en la plaza de la Cruz, de Cáceres, intenta cada año concienciar sobre esta realidad y aportar un granito de arena para motivar a la ciudadanía sobre la importancia que tiene, en el día a día, educarse en la convivencia pacífica. Para ello hacen falta muchos más gestos que deriven en: políticas sociales de integración, proyectos de educación en la diversidad, adecuada ubicación territorial, participación ciudadana, valoración de otros estilos de vida incluyendo a las otras religiones e iglesias, que normalmente se identifican con los nuevos ciudadanos que anteriormente fueron inmigrantes.

Se sigue hablando con recelo cada vez que pasa algo grave. Muchas veces se asocia a la religión como causante de conflictos. ¿Es la solución cerrar lo ojos a lo evidente? ¿Eliminar lo religioso es la solución a los conflictos de convivencia? ¿Una sociedad democrática solo puede permitir ser religioso únicamente en la intimidad sin tener derecho a una presencia pública en la sociedad? En la Marcha de Todas las Religiones por la Paz, queremos decir que no es el problema religioso en sí mismo el que genera los conflictos.

Todas las religiones estamos por la paz. Todo ser que se rige conscientemente por los principios religiosos está en contra de toda violencia y desea y trabaja para que la Paz sea el fruto maduro de una cultura de progreso, de bienestar, de justicia. Es verdad que hay personas que bajo una capa de religión se escudan para ser terroristas, dominadores, engañar, marginar; pero esa conducta no nace de la religión en su estado original, sino de la persona que sea malvada, violenta, injusta y prepotente. Los fanatismos, las violaciones, las delincuencias de todo tipo, sea cual fuere su procedencia, necesitan ser tratados desde la jurisprudencia aplicando las leyes a cada persona que cometa actos delictivos, pero no identifiquen automáticamente lo religioso con las conductas anómalas de las personas que lo cometen.

En la marcha de todas las religiones por la paz queremos decir que promover la paz desde las religiones es mucho más que buenismo sentimental. Construir la paz desde las religiones es integrar diferentes culturas y modos de vida para que cada persona adquiera conciencia de la profundidad y altura de su existencia humana. Es entrar en diálogo permanente creciendo en la dimensión de la valoración del ser humano cuya vida va más allá de los resultados estadísticos, de las negociaciones y compromisos políticos y de los mercados económicos. Trabajar por la paz es declarar la guerra a todas las pobrezas y miserias sustituyéndolas por la solidaridad para que toda la familia humana se enriquezca con los frutos de la justicia en armonía con la paz.

La marcha de la paz de este año, seguirá poniendo un granito de arena en la adhesión de todas las religiones por los Derechos Humanos y por las reglas del juego democrático. Al mismo tiempo seguiremos educándonos para la convivencia en la interculturalidad social y religiosa, que ya está viviendo entre nosotros.