TCtreo que era Heine el que decía que Dios existía y se llamaba Aristófanes . El actor Leo Bassi se proclama ateo y, desde luego, no es Aristófanes, pero pertenece a uno de los personajes que siempre han sido necesarios en la Corte: el del bufón. Bufones son Boadella , o fue Arrabal , y, en muchas ocasiones, lo es Pedro Ruiz .

El bufón tiene que estar libre de prejuicios y decir en voz alta lo que mucha gente piensa y no se atreve a expresar por varias razones. En las peores circunstancias, por miedo; en la mayoría, por respeto a los demás o por conservar las buenas maneras. Quiero decir que los bufones son convenientes porque dicen cosas inconvenientes, pero el mero hecho del aspecto positivo de su función no significa que haya que estar de acuerdo en todo lo que hacen y en todo lo que dicen, ni que todos sean unos genios.

Al alcalde de Toledo no le ha parecido bien subvencionar un espectáculo de Leo Bassi donde, disfrazado del Papa actual, se marca un baile y reparte preservativos a dos sacerdotes que le acompañan en el número, y ha retirado el dinero destinado a patrocinar la obra, dinero de todos los contribuyentes, algunos ateos, como Leo Bassi, y otros católicos, a los que seguramente no les gustará que el jefe de su iglesia sea ridiculizado con sus impuestos.

Toledo es un símbolo de algo que ahora está muy de moda, eso de la alianza de las civilizaciones , y Toledo es el paradigma, si no de la alianza, al menos de la convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos, eso sí, cada uno en su barrio y el Dios de cada uno en la casa correspondiente. Hace poco un salvaje cristiano puso un petardo en el teatro donde actuaba Leo Bassi. No quiero pensar lo que otros salvajes pondrían si ridiculizara a Mahoma o al nacionalismo. Por todo ello, debemos dejar a los bufones en libertad, lo que no significa la obligación de que todos ellos estén subvencionados.

*Periodista