Concejal de Medio Ambiente de Cáceres

Cáceres, sus gentes, ya han dejado atrás las elecciones municipales y quieren lo que eligieron, un gobierno eficaz y eficiente, gestor de sus intereses y resolutivo para enfrentar sus problemas, capaz de desempeñar la ardua tarea programada para los próximos cuatro años. Pero, también es cierto, que hay quienes no han superado la resaca que dejan los resultados electorales en las cabezas de quienes concurrieron a tales comicios, quizá habrá que esperar pacientemente a después del verano y confiar que vengan más frescos, porque son parte fundamental de la corporación y su ciudad les necesita en plena forma.

Desde el primer día, el gobierno municipal electo ofreció, por boca del alcalde de todos los cacereños, participación ciudadana entendida en la aportación positiva de la sociedad; cooperación e información a la leal oposición, porque así debe ser, si ésta quiere aunar esfuerzos con quienes tienen la responsabilidad de gobierno; y, en fin, corresponsabilidad en la medida que a cada uno le toca y una larga tarea común a desarrollar en los próximos años. Una tarea que trasciende el perímetro de Cáceres y que abarca hace ya tiempo múltiples dimensiones, desde la consideración de Cáceres como Patrimonio de la Humanidad, a la búsqueda constante de proyectos, iniciativas y fondos europeos en la UE; desde la relación institucional al más alto nivel del Estado, la Junta de Extremadura o nuestra diputación provincial, al querido entorno ruurbano de las numerosas localidades del cinturón cacereño. Un múltiple dimensionamiento institucional, imprescindible para el progreso de Cáceres en cada caso, como también una variada escala espacial de intervenciones y actuaciones, todas interrelacionadas, conectadas de manera sistemática, independientes, con un mismo objetivo, hacer de Cáceres una ciudad mejor para quienes aquí vivimos. Una ciudad abierta, permeable, nodo de influencias y relaciones funcionales, referente locacional del suroeste ibérico y con un papel creciente desde su personalidad y rango.

Para alcanzar lo expuesto hasta ahora, habrá que añadir que, a nadie que viva en Cáceres y sienta su ciudad, se le escapa que entre los proyectos ya puestos en marcha, en ejecución actualmente, que se ven y a veces inevitablemente se padecen hasta su terminación; aquellos otros que se encuentran en avanzado estado de gestión administrativa, que muy pronto veremos en la calle, y, por último, los que constituyen la base del programa electoral del PP cacereño, el que mereció la confianza absoluta de los ciudadanos y que van a ir haciéndose realidad en los próximos años, algunos más allá lógicamente de la propia legislatura (Capital Europea de la Cultura), entre todos ellos, hay un volumen de inversión de múltiple procedencia financiera, como nunca antes ha tenido Cáceres y no sólo por el cómputo total, sino sobre todo, por la variedad de objetivos a alcanzar y fines perseguidos desde las infraestructuras necesarias para seguir creciendo, a la imagen exterior de Cáceres, desde el hormigón o el asfalto a la formación y sensibilización de las personas que vivimos en Cáceres. Eso sí, tampoco se le escapa a nadie que la manera de afrontar los proyectos, fines y objetivos, por muy fríos y duros que parezcan, también están cambiando; todos sabemos que el producto que tenemos en nuestras manos es muy frágil, inestable y sensible, ha de crecer de manera sostenible, con una calidad cada vez más exigente en la forma de vida que queremos, pues se trata nada más y nada menos que de nuestra ciudad, de Cáceres, y en eso todos estamos de acuerdo y para ello todos estamos convocados.