TVta a costar volver a la normalidad. Al final de todo hay como un vacío. A un amigo mío, la mujer lo quiso llevar la otra tarde al psicólogo. El pobre me llamó muy preocupado:

--Que mi mujer dice que no soy el mismo. Que tiene la sensación de haber cambiado de marido.

--¿Y en qué has cambiado, Calixto ?

--Pues no te lo creerás, pero voy a dos polvos diarios, que ni cuando nos casamos hace 20 años.

--Pero eso es bueno, ¿no?, le contesté.

--Eso digo yo también, pero es que mi mujer dice que no soy el mismo, que soy un extraño. Bueno, te pongo un ejemplo: antes se desnudaba con cierta naturalidad, y ahora no se le ocurre otra cosa que pedirme, por favor, que me vuelva de espalda y hablándome de usted.

--Pero entonces la que ha cambiado es ella. ¿Vosotros votáis al mismo partido político?

--Ella vota al PP y yo al PSOE.

--Ahí está, entonces, la madre del cordero. No te reconoce. Es un síndrome nuevo que se produce a partir de la era Aznar. Ana Botella está ahora notando también el cambio. Aznar, que era un león el verano en Menorca, fue nombrar a Rajoy y que no había nada que hacer... Ana comenzó a notar que era otro.

Es decir, que se ha producido de poco tiempo a esta parte una destrucción de personalidades como no se conocía. Gentes que jugaban a la petanca han comenzado a jugar a la lotería de forma ludopática, y gentes que no se saludaban ni con su suegra, han comenzado una era casi amorosa. Un verdadero desastre, porque no se sabe en este momento quién es quién. El cambio ha sido brutal. Por ejemplo, en Badajoz, ha proclamado Inocente Mayoral que van a rodar cabezas, y el que avisa no es traidor. ¡Temblad, peperos!

*Escritor