TEtl presidente Zapatero , que nunca había tenido que afrontar una contrariedad electoral, tendrá que digerir la pérdida del Gobierno de Galicia. Y, ¿cómo relacionar ahora los escándalos de corrupción del PP con la victoria de este partido en Galicia? ¿Será el final de la suerte paradigmática del presidente del Gobierno? Lázaro resucitó al tercer día; Mariano Rajoy ha necesitado un poco más: las dos semanas de la campaña electoral gallega. Pero ahora es algo más que un zombi, porque ha conseguido ser profeta en su propia tierra. Por lo pronto, la Moncloa tendrá que hacer una revisión profunda de sus estrategias de comunicación y del manejo de los hilos de la Justicia, si tales hilos tienen suficiente consistencia para ser manejados desde el Ejecutivo: si alguien confió en que la instrucción judicial de Baltasar Garzón en la trama de corrupción del PP podría ser una bomba lapa en la campaña electoral gallega, el tiro le ha salido por la culata. Euskadi es, sin duda, un consuelo relativo para la Moncloa. Patxi López puede ser matemáticamente lendakari con el peor apoyo posible: el de Rosa Díez , pero con daños colaterales en la gobernabilidad del Estado. Los primeros movimientos de acercamiento a Convergència i Unió (CiU) para ser un soporte parlamentario alternativo al PNV ya se habían iniciado desde el Gobierno y desde el grupo parlamentario socialista. Pero la vida para Zapatero en el Congreso ya no será tan cómoda.

La victoria del PP de Mariano Rajoy en Galicia es nítida y rotunda. Mayoría absoluta a la que, además, le sobra un escaño. En el País Vasco hay que utilizar la calculadora y esperar unos días para saborear el triunfo. El PNV ha ganado las elecciones y ha sacado un buen resultado, pero el derrumbe de Eusko Alkartasuna no está compensado con la desobediencia civil a la llamada de ETA al boicot, que ha aupado a Aralar por encima de las previsiones. La posibilidad de alternativa en el País Vasco es, en realidad, un triunfo del sistema democrático. La victoria del PP en Galicia le pertenece en exclusiva a Mariano Rajoy.