Nunca ha negado el obispo de Plasencia su imagen de hombre serio que el propio Carlos López (Papatrigo, Avila, 4-11-1945) suele decir que "se me habrá contagiado de la estepa castellana", a cuyas tierras volverá en el plazo de dos meses convertido en obispo de Salamanca. Poco dado a las relaciones públicas, han sido ocho años de discreto obispado placentino, lo que no significa que esté alejado del mundanal ruido. Todo lo contrario. Aunque tenga el aire de clérigo dedicado a la lectura y la reflexión, es un hombre de su tiempo preocupado sobremanera por la crisis de valores que le llevó a convocar en el 2001 un sínodo diocesano para hacer competitiva a la Iglesia. Los jóvenes, el papel de los laicos y la respuesta de la iglesia a los problemas de hoy en día son las mayores preocupaciones del obispo electo de Salamanca que lleva un año como presidente de la Junta Episcopal de Asuntos Jurídicos, sobre lo que más reservado se ha mostrado en tiempos de polémicas como Gescartera o los contratos de los profesores de Religión. Se marcha a la ciudad donde se licenció en Teología y se doctoró en Derecho Canónico. Ayer compareció para proclamar que se va "hecho un extremeño" y agradecer la acogida de una diócesis que supo respetar su carácter distante, pero sencillo. En el debe, su sucesor deberá hacer frente a los feligreses de Millanes para aclarar la acusación contra el cura.