SANFERMINES

Llega el día de correr delante del toro

Mireya Maldonado // Psicóloga

Empezamos a disfrutar de las fiestas en honor a San Fermín avisando a Gorgorito de que viene la bruja por detrás. Nuestras primeras carreras las hacemos delante de los cabezudos y hacia los gigantes a los que entregamos nuestro mayor tesoro: el chupete.

Con una manzana de caramelo nos dirigimos al parque de la Ciudadela para ver explotar el cielo en colores llevándonos a la cama todas esas imágenes que guardaremos hasta el año siguiente. Llegarán atracciones cada vez más emocionantes y aparcaremos el coche de bomberos para subirnos en un barco pirata, cambiaremos la manzana de caramelo por unos boletos de la tómbola y el dormir tras los fuegos por bailar en los bares.Llegará un momento en que en lugar de salir con las peñas saldrás con tu pareja cambiando la emoción del barco pirata por el romanticismo de la noria y los bares por las verbenas.

En el bullicio de la parte vieja los colores blanco y rojo crean un conjunto inseparable y los olores a vino, churros y pólvora forman un único olor: a fiesta. Durante unos días desaparecen las caras habituales por otras extranjeras. Lo anormal se convierte en norma compartida por todos.

Después de años jugando en el patio de la escuela a correr delante de los toros llega el año en que puedes hacerlo de verdad. Eres una gota más en ese río blanco y rojo que fluye cada mañana formando parte de la única carrera en la que todo el mundo tiene el mismo favorito: los mozos.

Se dispara el cohete y comienza la carrera. Tu mente recorre todos los Sanfermines que has vivido a lo largo de tu vida hasta llegar a ese momento. Ahora estás ahí. Las miradas te empujan hacia la plaza, las caídas sobresaltan todos los corazones y las cogidas hacen aflorar un único grito como si el mundo entero tuviera una sola garganta. Y por fin ves la plaza y oyes la charanga y los aplausos de los que esperan para recibir a los corredores.

Sonriendo y aún nervioso piensas en tu próximo encierro.