Cataluña y el 1-O

Convivencia o la ley del más fuerte

Gustavo Rodríguez // Barcelona

Soy uno más de los millones de ciudadanos catalanes que vivimos con preocupación y tristeza los acontecimientos políticos que se producen en Cataluña desde hace ya muchos años. Los ánimos están caldeados, por ello, sin alejarme de la prudencia y la razón, intentaré apelar a las emociones básicas que rigen la convivencia entre seres humanos civilizados: la buena voluntad, la empatía, el respeto o la cortesía, virtudes que permiten que convivamos sin insultarnos, agredirnos o matarnos unos a otros. Fuera de la convivencia, solo cabe la ley del más fuerte. La ley de la jungla.

Hace tiempo que esto no va de derechos ni de democracia, sino de convivencia. Se evita sacar cuestiones políticas en familia, en grupos de amigos o en lugares públicos por temor a romper los lazos que nos unen. La política ha crispado las relaciones personales. Los últimos acontecimientos no han hecho sino agravar la situación. Personalmente, he tenido que abandonar varios grupos de WhatsApp porque se ha traspasado la barrera del respeto mutuo, y tampoco deseo reunirme con según qué familiares o amigos, para no contaminar ni romper nuestro cariño con discusiones estériles.

Cataluña es muy plural y la convivencia ha sido posible como un pacto de respeto mutuo. Considero que la máxima prioridad de cualquier político responsable debería ser preservar la convivencia cívica, por encima de cualquier otro interés. Y en estos años, se ha espoleado la diferencia entre personas que hemos vivido pacíficamente juntos y se ha trasladado esa divergencia a la ciudadanía. La gran responsabilidad es hacer posible de nuevo la convivencia y esto, no solo es trabajo de los políticos, sino de todos los ciudadanos.

DECLARACIONES

A Joan Manuel Serrat, gracias

Francisco Jiménez // Sant Julià de Vilatorta

En estos tiempos angustiosos quisiera agradecerte de igual forma la compañía que tus canciones nos han dado durante toda una vida. Con tus palabras has logrado dar resguardo a un sentimiento que hoy parece pender de un hilo. Consiguiendo ser, sin saberlo, uno más de nuestra familia. Asimismo, agradecerte con sinceridad tus declaraciones sobre el 1-O. Tus valientes y sensatas palabras, que comparto en su totalidad. También tu racionalidad en un momento en el que algunas personas únicamente encuentran ratificación en el enfrentamiento y no en el diálogo, la negociación o el entendimiento. Gracias, compañero del alma.