Apéndices

a una guerra

Cita el Corán, en su Azora XIX 35: "Ese es Jesús, hijo de María, verbo de la verdad sobre el cual discuten los cristianos", incluso sobre sus últimas palabras en vida según san Marcos 15 (34-35): "Eloí, eloí, lamma sabactaní". que para algunos es desamparo de Dios, una llamada a Elías para otros y el implacable aliento de la duda para los más, para los que no saben si la guerra fue justa y necesaria, y hasta para la inmensa minoría que la hizo posible.

Dice Julio Anguita que hemos perdido la cabeza, y estoy de acuerdo. Vivimos el paroxismo del "reality show", hemos llegado a dominar el metabolismo del dolor con la perfección de un verdugo, la insignificación del "otro" con la hipertrofia de nuestra soberbia.

Esta humanidad pastosa y con alma no evoluciona. En nada nos distinguimos de aquel mundo romano y "el resto", si no es en la prodigiosa imaginación que sería precisa para catalogar las heridas que llegan a matarnos, las que vemos y las que no podemos ver. Dice la señora De Palacio que la oposición --¿a la guerra?-- apela a los más nobles sentimientos de la población para "otros objetivos" que el presidente, con la experiencia bien gestionada de una veintena de muertos por el GAL define sin equívocos como "atajos electorales". Señora ministra, ¿a qué sentimientos nos encomienda usted? ¿Quizás al del temor a ese resto del mundo allende de nuestras fronteras ideológicas? Sólo me resta retractarme de mi herejía si el señor Aznar logra, a modo de juego, citar en un solo minuto los nombres de todos los Sadam que gobiernan este vasto mundo.

JOSE MIGUEL FERNANDEZ MASTRO

Cáceres

De la visita

del Papa

Durante la visita del Papa a nuestras tierras, me han sorprendido varias cosas, pero la que más ha sido ver al presidente arrodillado frente al mismo. Aunque son muchas las ocasiones en las que el Partido Popular ha hecho gala de una hipocresía y un cinismo impresionantes, no podía creer que un señor que había apoyado una barbarie como la guerra contra Irak, fomentando el espíritu patriótico de un loco que dice hablar con Dios todos los días y obviando a sus conciudadanos, se pudiera sentir tan cómodo ante quien él y toda su familia (a quien llevó en tropel aprovechando su posición) consideran la máxima autoridad moral, aunque durante la guerra no lo tuviesen en cuenta. Estas imágenes se han visto por la televisión pública, pero esa misma se ha cuidado mucho de no sacar la pancarta donde se pedía la excomunión de Aznar, ni ningún representante de la izquierda de este país entregándole al santísimo el símbolo de la paz, que es el que hemos pedido a gritos la mayoría de los españoles.

ANTONIA MARQUEZ ANGUITA. Badajoz

El bando

y el cordel

El pasado día 5 de mayo apareció una columna de opinión firmada por Juan José Barroso Díaz, de Navalmoral de la Mata, en la que hacía referencia a un bando que ordené se pegase por los establecimientos de Bohonal de Ibor para que todo el mundo conociera los hechos vandálicos llevados a cabo por un grupo de jóvenes en las instalaciones municipales y propiedades privadas. Y a raíz de este hecho pasa directamente a atacarme como alcalde de este municipio y meterse con la gestión que he realizado durante cuatro años y de la cual me siento muy orgulloso. (¿Y usted, lo está de la gestión que ha realizado en este municipio?). También denuncia en el periódico que yo me he apropiado de un terreno en el cordel y le digo que miente, porque no es de mi propiedad, sino de mi madre, y anteriormente de mi abuelo, y lo único que se ha hecho ha sido reformarlo, como muchos otros en el cordel. Si considera que los hechos son denunciables, hágalo, pero ante un juzgado, sea valiente, ya que no ha venido a quejarse a mí y sí se ha valido de los medios de comunicación. Por lo tanto, lo único que le pido encarecidamente es que no aproveche el momento de las elecciones que estamos viviendo para sacar partido de alguna manera, difamándome.

ISIDORO DIAZ GOMEZ

Bohonal de Ibor

Despilfarro

"urbi et orbe"

La visita del Papa, jefe espiritual de la Iglesia Católica y máxima autoridad del Estado Vaticano, ha supuesto la preparación de una impresionante infraestructura tanto material, con su correspondiente ocupación de espacios ciudadanos y de la vía pública, como en cobertura de seguridad y protocolo. Dado que el alcalde saliente de Madrid, don José María Alvarez del Manzano, siempre se preocupa al detalle y así lo expresa urbi et orbe, por el coste para el erario público del desgaste ocasionado a la ciudad por las manifestaciones, especialmente aquéllas que no apoya, a mí me gustaría saber, como ciudadano, cuál ha sido el coste para la ciudad de Madrid, tanto en valores numéricos. Y todo este gasto público puesto al servicio de una confesión religiosa en un estado "aconfesional".

FELIX RODRIGUEZ

La palabra

"estrebejío"

No hace mucho leí la definición de la palabra estrebejí. Yo siempre oí estrebejío, recogido por Murga Bohigas en su "Vocabulario". La definición leída poco o nada tiene que ver con mi recuerdo, pero por ello dicha palabra es enriquecedora de nuestra cultura, no sólo porque define dos cosas diferentes de la vida extremeña, sino porque aún está viva, aunque sólo sea en el recuerdo de muchos de nosotros. Dejar morir nuestra forma de expresión es un poco dejar morir una parte de nuestra cultura. Seguramente, como en otras cosas, yo esté equivocado.

Los emigrantes, en otras naciones, conocemos muy bien la aplicación y esfuerzo que supone el intento de hacerte comprender por los demás y la alegría que supone cuando las dificultades idiomáticas casi no son barrera en la vida diaria y laboral. Aquel esfuerzo nos enriqueció culturalmente, hasta el punto de apreciar lo propio, aunque no le damos importancia porque es un poco desconocido y diseminado en zonas.

En los tiempos de la aldea global, la Unión Europea y todo lo que esto significa de libertad y calidad de vida para quienes disfrutamos de esa realidad, no creo que signifique que debemos perder por ello nuestras señas de identidad, tradiciones y vieja cultura, serán las que nos diferencien para no llegar en el futuro a una hipotética Torre de Babel.

El pasado año algunos "locos" que saben más que yo de esto, se juntaron en Calzadilla, como dice Juan Copete, y yo el estrebejío lo siento ahora, porque una parte de lo nuestro está algo ignorado y, como tantas otras cosas, se pierde y en otras partes se esfuerzan a diario por impulsar y engrandecer lo que nosotros tenemos pero tiramos en el peor de los sacos: el olvido.

JUAN HERNANDEZ. Portugalete