TLteo, escucho y parece que la inmensa mayoría de los españoles conoce lo que debería hacer Rajoy . Es más, si uno se fija atentamente produce la impresión de que casi todo el mundo conoce lo que debería hacer Rajoy menos el mismo Rajoy. La situación no alberga ninguna novedad, porque todos los economistas parece que saben lo que habría que hacer en España, menos la ministra de Economía y el presidente del Gobierno.

"Yo en tú lugar" solemos decir en esta sociedad donde conocemos a la perfección cómo deberían actuar los otros. Desde luego, la situación de Rajoy no es nada envidiable. El equilibrio interno de los partidos políticos se basa en una complicada urdimbre de apoyos y alianzas bastante complejas, donde se mezclan los mandarinatos autonómicos, los cacicatos provinciales y hasta las jefaturas municipales. Los políticos veteranos tienden a crear una corte de fieles, que a su vez se rodea de misacantanos con esperanzas de futuro, o sea, de poder.

Si las encuestas le siguen proporcionando posibilidades a Rajoy, podrá hacer y deshacer. Pero si no hace y deshace, y mantiene un hieratismo desconcertante para la sociedad, los apoyos en las encuestas bajarán. Hasta ahora su teoría era que nos gobernaban personas incompetentes. Y, según las encuestas, hay un alto porcentaje que parece convencido. Pero esos futuros o posibles votantes temen tener que encontrarse un día ante el terrible dilema de elegir entre incompetentes o ladrones, lo que suscita la abstención, y la abstención nunca ha favorecido al PP.

Hay quien dice que si fuera Zapatero se dedicaría menos a atacar a Rajoy y más a gobernar con eficacia. Y hay otros que afirman que si fueran Rajoy contrataban detergente y dejaban el PP como los chorros del oro. Pero el oro, o el becerro dorado, es precisamente el problema del Partido Popular, ahora mismo.