Estados Unidos llega a la cifra de los mil soldados estadounidenses muertos desde que comenzó la campaña de Irak con la posibilidad de que este número sea el arma arrojadiza más potente de Kerry contra Bush en este final de la campaña para decidir el próximo inquilino de la Casa Blanca. El actual ocupante del Despacho Oval no sólo tiene que intentar justificar por qué se ha estancado en un mortífero lodazal, lo que él calificó el pasado 1 de mayo del 2003 de "misión cumplida", sino que también debe darle a su país alguna esperanza de que esa sangría cesará pronto. Kerry ya ha prometido que retirará las tropas durante su primer mandato porque ésa ha sido "la guerra equivocada, en el lugar incorrecto y en el momento erróneo".

El candidato demócrata insiste en que, de haber sido el comandante en jefe, "lo habría hecho todo de forma diferente", porque lo que a priori era la gran baza electoral de George Bush , ser un presidente de guerra , se está volviendo contra él. El problema reside en el amplísimo número de electores que se parecen mucho al actual máximo mandatario en su idea de resolver los problemas usando la fuerza, matando y muriendo, en vez de atajando las causas que los crean.