Maestro

Una violeta y un ramillete de jazmines alegran la salita. Nancy ha vuelto a la Cornudilla y cada noche maúlla cuando voy a echarle su ración de pienso y a limpiarle la bandeja en la que se alivia. Los días que el sol nos ha regalado un poquito de calor mañanero le he abierto el balcón y todo ha vuelto a ser como antes. Desde la ventana de la cocina se podía contemplar su placidez a la hora de su aseo entre las macetas o su tranquilo dormitar. Si coincidía su baño de sol con el paso por la calle de nuestro héroe Triski, el perro pirata que da buena cuenta de las ratas, se asomaba entre el geranio y el roble para contemplarlo. El Estudiantino hace muchos meses que no recorre la calle. Tal vez ignore que has vuelto, o a lo peor se ha topado con Lola cualquier noche cuando estaba plácidamente hurgando en la basura o escondido bajo un coche. Un encuentro con ellas es para no reponerse en mucho tiempo y para pensarse lo de volver por su territorio. Las palomas siguen decorando la fachada de los vecinos y los cables, a pesar del elevado número de arquetas que pueblan las nuevas aceras, siguen colgando cual ajusticiado del salvaje Oeste.

Las vacaciones han tocado a su fin y es tiempo de rebajas por una parte y de subidas por otra. Electricidad, teléfono y transporte ya han hecho públicas sus impúdicas subidas. Otras cifras no traen mejor aspecto. Más de cuatro mil personas muertas en el asfalto, el paro incontrolable, aunque el Gobierno con su maletín de maquillaje de la realidad de los señoritos Pepés diga que no hay más paro, que lo que hay son más personas buscando trabajo. Y lo del euro es otra. Ahora se gastan nuestro dinero en decirnos que cincuenta euros no son cinco mil pesetas. Lo sabemos de sobra, como sabemos que cincuenta euros dan para cincuenta panes de los que antes costaban cien pesetas, y que casi todo lo que costaba cien pesetas cuesta ahora un euro. El redondeo está siendo negocio redondo para algunos. Cada vez somos más los que no llegamos a fin de mes, esa es la realidad que no aceptan y quieren vendernos otra, pero ya no tragamos.

Lo peor está por llegar, porque este año recién estrenado es año electoral allá por la primavera. Para que la primavera traiga una buena floración de rosas rojas hay que preparar el rosal y a lo mejor es conveniente una poda y un buen aireado del terreno. La cabalgata no estuvo mal. La banda municipal con sus villancicos le daba un aire de desfile por la quinta avenida. Oscar, un paje bueno y generoso donde los haya, me premió con un buen puñado de caramelos al paso de su carroza real por la calle San Pedro. De cualquier forma ha vuelto a haber más de un rencoroso que, muerta su ilusión, parece gozar atacando a sus majestades. No es de recibo que Baltasar tuviera que padecer en su ceja el impacto de un descerebrado. De seguir así las cosas habrá que hacer carrozas tipo papamóvil o suscribir un seguro de vida que cubra los riesgos del efímero reinado de sus majestades en una ciudad que ostenta el título de enemiga de la intolerancia. Mil disculpas majestades.