El futbolista Claude Makelele (Kinshasa, República Democrática del Congo, ex-Zaire, 1-2-1973) le está plantando cara al Real Madrid con las mismas armas que utilizó cuando estaba en el Celta y recibió una suculenta oferta del club blanco. Entonces, en el verano del 2000, el centrocampista nacionalizado en Francia (vive allí desde los 5 años) se negó a entrenarse. La afición céltica le llamó de todo, pero él logró cambiar Balaídos por el Bernabéu, como en 1998 cambió Marsella (enfrentado con el entrenador) por Vigo.

Harto de cobrar cinco veces menos que sus compañeros galácticos (los Zidane y compañía), Makelele viene reclamando más emolumentos desde la segunda temporada vestido de merengue. La verdad es que no ha dejado de correr y correr, pese a que sus demandas no fueron satisfechas por Florentino Pérez, quien siempre ha sido más proclive a valorar el carisma de la estética que la ética del esfuerzo. "Soy uno de los mejores centrocampistas del mundo, con fuerza mental y cualidades --se empeña en repetir el díscolo zaireño--. La afición se equivoca conmigo. Yo corro y lucho, pero también tengo toque de balón, y muy bueno". Cierto. Makelele es un muy notable jugador desde que despuntó como uno de los leones del Nantes, campeón de Liga en 1995. Pero, ojo. En la casa blanca cuesta mucho entrar si se es negro.