Profesor de Investigación del CSIC

El hambre es la primera lamparilla en la que hay que echar aceite", escribía el filósofo alemán Ernst Bloch. Quería decir que el hombre inventó el noble arte de la política para arreglar asuntos tan triviales como comer cada día. El hombre civilizado ha preferido, sin embargo, elevar el listón de la política, fijándola metas como la libertad o la seguridad. Hay momentos en que la defensa de esos valores superiores va a producir una legión de hambrientos y desplazados.

EEUU ha dicho a la ONU que se hará cargo de los que huyan de sus bombas o de Sadam, alimentando a los hambrientos y dando tienda a los sin techo. La política social de Bush es el no va más: produce muerte mientras los salva (a los iraquís) y, para los que huyen despavoridos, comedores sociales.