TNto acabo de entender lo del amigo invisible. ¿Cómo es posible que si es amigo, sea invisible? ¿Qué le regalas a un amigo invisible? ¡Si no le ves! Me temo que estas palabras escondan una excusa para que las tiendas de Todo a cien hagan el agosto y para que aquéllos que se llaman compañeros de trabajo y que, en realidad, son sólo condenados a remar en una galera común (todos esperan una primitiva para fugarse del curro) tengan una oportunidad para machacarse anónimamente. Una vez participé en uno de esos amigos y que premedité un regalo mortal para quien me tocó en suerte o desgracia y que él o ella hizo lo mismo que yo. Yo le regalé una pipa de fumador con tabaco y todo, sabiendo que el médico le había prohibido fumar para los restos, y él me regaló un disco con las mejores canciones de el Fari. ¿Y qué decir de aquella comida? Tiros que se cruzaban sobre las bandejas de langostinos, chupitos que abrían confesiones inconfesables: "Mari Puri, me pones". "¿Sabe usted, señor Martínez, que le odio desde que trabajaba en la planta de calzados?" "Julio de contabilidad, se saca mocos"... Y los regalos, artículos baratos de sex-shop, manuales de autoayuda, esculturillas de gnomos, abrebotellas, lencería... Entregados con carcajadas estentóreas, con comentarios impresentables, y ruptura de la invisibilidad a la primera de cambio. No hay peor resaca laboral que la del día después del amigo . Los compañeros esquivan miradas, comentan en voz baja, ríen en los lavabos, y se sonrojan de forma incontrolada. Los jefes apuntan, ellos, desde arriba, como si no hubieran visto ni oído nada. ¿Y todavía alguno encuentra inexplicable su despido?

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala