Nunca como ahora los rebuscados e impenetrables términos jurídicos y procesales, usados normalmente en los recovecos de las Audiencias o en los bufetes de los abogados, se habían puesto tan de moda en los programas de información, en los periódicos o en las tertulias de café. Nunca como ahora los interminables procesos judiciales, la instrucción de casos delictivos, la promiscuidad de delincuentes notables de todos los ámbitos de la administración, de las finanzas, del poder político o del mercantil, habían saltado a nuestra mesa de despacho, o de desayuno para enredarnos el día con elucubraciones y disquisiciones que no acabamos de comprender.

Palabras como "instrucción" --que hasta ahora solamente se referían a la militar-- "diligencias procesales", "fase procedimental", "imputado", "aceptación de pruebas", "sobreseimiento", etc. etc. han invadido nuestro vocabulario habitual; hasta el punto de que muchos convecinos, hasta tomando una cerveza, discuten sobre estos términos, a cuenta de los cientos de procesos "en vivo" que actualmente seguimos todos --o casi todos-- los españoles por TV, prensa o radio; cuando el fútbol baja la intensidad de sus pasiones ancestrales o tribales, y no hay ningún asunto o impuesto municipal que nos inquiete.

La parte más positiva y loable del proceso que intentamos explicar es, sin duda, el enriquecimiento de la terminología habitual usada por los simples ciudadanos, que ven aumentar su vocabulario cotidiano con nuevas palabras sonoras y algo enmarañadas; que no son "penalty", "corner", "off side" ni "¡gooool!".

Lo peor, en cambio, es el total desbarajuste semántico que estos conceptos producen en las mentes bienpensantes de los "españolitos de a pie", que observan atónitos cómo, con toda esta "maraña procesal", la instrucción de los procesos se alarga durante años en "diligencias previas", en aceptación o revocación de las pruebas sobre los delitos que se quieren juzgar; en "imputaciones" directas, más o menos concernientes a consejeros, diputados, concejales o simples funcionarios. Pero siempre concernientes a escándalos de corrupción, malversación, estafas y bellaquerías financieras que acaban siendo "sobreseídas", desestimadas, o, simplemente, metidas en un cajón hasta su total olvido. Cuando no "indultados" por el gobierno sus responsables.

INCLUSO, quizás, a los ciudadanos más ilusos e ingenuos les llegue a sorprender que los "incursos", "imputados", "procesados" o "enredados" en marañas jurídicas por sus chalaneos, malversaciones, evasiones de impuestos, apropiaciones indebidas y otras jerigonzas de las muchas que se emplean en los "autos" de los Tribunales, sigan sonriendo ante las cámaras, disfrutando de largas vacaciones en los apartamentos que se compraron con el fruto de sus rapiñas y fraudes; mientras las víctimas de sus saqueos financieros son desahuciados, despedidos, desposeídos y despreciados. Incluso cuando participan en manifestaciones de justa protesta ante los organismos competentes; que no suelen tomar sus gritos y pancartas más que como "pataletas" de las gentecillas marginales de los "barrios bajos"; que creen que esto es Venezuela o Cuba, y que pueden cambiar el "sistema" cuando ellos quieran.

La "maraña" y el desconcierto ciudadano pueden llegar a situaciones surrelistas cuando se enteran de que son los delincuentes los que han denunciado al juez. Que éste ha sido procesado por "comisión de irregularidades en el procedimiento". Apartado del caso por el Consejo del Poder Judicial; o, incluso suspendido como magistrado durante varios años; mientras el "malandrín" que cometió los delitos, las apropiaciones, las estafas y los desafueros --perfectamente probados en las grabaciones "invalidadas"-- se solaza en la playa, disfrutando de su impunidad inducida; gracias a la rápida actuación de fiscales y abogados, que son los encargados que vigilar para que se cumpla la justicia.

Como nuestros lectores suelen ser personas bien informadas, acostumbradas a repasar y reflexionar sobre las noticias de prensa y con criterios bien definidos acerca de lo que es --o no es-- "justicia"; no voy a poner ejemplos ni a citar casos ya muy abundantes y concretos, para no hacer esta "columna" demasiado reiterativa. Pero muchos pensarán que este mundo, en el que nos toca vivir, es demasiado "achatado" por los polos y muy ensanchado por el ecuador.