WEwl manifiesto electoral presentado ayer por Tony Blair para intentar ganar el 5 de mayo por tercera vez consecutiva las elecciones de Gran Bretaña insiste en los pilares del llamado nuevo laborismo: continuidad económica, moderación fiscal y paulatina mejora de servicios públicos como la sanidad y la educación. La seguridad de ganar y el flojo programa alternativo de los conservadores no forzaban a Blair a prometer grandes rectificaciones o reformas.

Los únicos atisbos de cambios que proponen los laboristas afectan a la inmigración, la seguridad y la lucha contra el terrorismo. Y en estos temas Blair se equipara con lo que defiende la derecha: más controles, más policías y manos más libres para las fuerzas de seguridad y las agencias de espionaje. Es una confirmación de que la sintonía británica con Estados Unidos llega incluso a importar a las islas, en la medida de lo posible, la ley patriótica promovida por el presidente Bush, con su manifiesto recorte de las libertades para mejorar la seguridad. En este apartado, la distancia entre el partido de Blair y la propuesta rival tory es cada vez menor. Al mismo tiempo, también se aleja de lo que defiende para esos temas el resto de la izquierda europea.