WEw l barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) vaticina una victoria electoral del PSOE sobre el PP por 3,5 puntos de ventaja, recuperando la distancia que registraba ese mismo instituto de opinión hace un año y que luego se fue recortando hasta que en abril cambió la tendencia. Sería, con todo, una diferencia menor de la que se registró en las elecciones de marzo del 2004 (4,4 puntos), pero suficiente para que Zapatero pudiera volver a formar Gobierno, aunque con el apoyo de las minorías. El aislamiento en que se ha instalado el PP le impide formar una mayoría alternativa, y menos aún si no es el partido más votado. Como es sabido, lo importante de las encuestas preelectorales son las tendencias, y estas indican desde abril un crecimiento lento pero constante de las opciones de triunfo del PSOE.

La labor opositora del Partido Popular no agrada ni a sus votantes. El 42,5% de quienes le apoyaron en el 2004 califican de "regular" la actuación del partido en la oposición, y el 11% la considera "mala" o "muy mala". Sin embargo, el PP conserva una elevadísima fidelidad de voto: el 84,1% de sus votantes del 2004 dicen que le volverán a votar ahora. Una fidelidad superior a la del PSOE (el 76,5%). La política de confrontación, bronca y aislamiento practicada por el PP ha logrado blindar a sus seguidores, aunque no le permite penetrar en otros electorados.

Solo la abstención del cuerpo electoral de izquierdas podría trastocar los pronósticos demoscópicos. En eso confía el PP, y eso debe combatir el Gobierno del PSOE. Lo ocurrido en las pasadas elecciones locales y parciales autonómicas es toda una señal, con una baja participación de la izquierda, si bien la participación en unos comicios legislativos siempre es superior.