Cuando arde Portugal, algo se quema en Extremadura. La cercanía territorial nos hermana, pero también lo hace nuestra condición fronteriza. Estos días en los que el fuego arrebata vidas, arrasa la tierra lusa y merma la naturaleza, sólo nos queda, desde Extremadura, contribuir con nuestra solidaridad y esfuerzo de medios a sobrellevar este mazado.

Nosotros somos una comunidad «experta» en las devastadoras consecuencias de los incendios. Verano sí y verano también, el fuego asola nuestros montes, destruye nuestra riqueza natural, degrada nuestra geografía y empobrece a la ciudadanía; y siempre, a pesar, de que las administraciones adopten medidas para luchar contra los incendios.

Y, en esos momentos, en los que las llamas se «zampan» nuestro medio natural, hemos contado con nuestros vecinos lusos. Por eso y por que nos une nuestra hermandad, más que nunca estamos con ellos, ahora en la extinción y después durante la recuperación, que será complicada y que será cuando más solos se encuentren.