Profesor

Sólo nos falta la sangre para ser hermanos, pero nos ha sobrado la vida para ser amigos y la música terminó por unirnos a lo largo del tiempo, por encima del tiempo, a pesar del tiempo.

Curro, Curro Alvarez, conocido por muchos y querido por todos, que ya es difícil, es un personaje singular, ingenioso, alegre, ocurrente y comunicativo, un músico genial y un ser humano entero con el que he tenido el privilegio de patear un largo trecho de mi existencia.

Cuando, hace ya muchos años, me atreví a componer y a cantar, empecé el camino solo y mis canciones no eran más que texto con melodía, torpemente acompañadas. Cuando se me unió Curro, se llenaron de vivacidad, de colorido, de arreglos ingeniosos, de virtuosismo. Y me atreví a cantarlas con sentimiento y hasta con rabia cuando hizo falta, porque sus dedos, volando sobre la música, transformaban en hilos de oro las cuerdas de su guitarra, a mí me llenaba de confianza y las canciones y mi voz se llenaban de dignidad. Aunque recibió ofertas tentadoras, Curro ni quiso abandonar su tierra ni quiso abandonarme. "Yo, con el Regi ", contestó siempre. Curro, amigo, Curro hermano.

He tenido la inmensa fortuna de compartir la vida con el Curro genio, el músico integral, el virtuoso de cualquier instrumento que cayera en sus manos, y de haber creado junto a él lo que un día bautizó como "revuelto de trigueros", humilde pero digno. Y es un privilegio personal y único del que me siento orgulloso haber convivido veinticinco años con el Curro íntimo, a veces fuerte y otras frágil, pero siempre a flote a golpe de alegría; el amigo eterno, el hombre niño y el niño hombre, siempre, indefectiblemente, bueno.

Ahora que el camino se te ha vuelto lucha y esperanza es cuando más cerca de ti me siento. Adelante, Curro, mi amigo, mi hermano. Te quiero.