La compañía bandera de las inversiones españolas en el mundo, Telefónica, ha reconocido que se equivocó en parte de su estrategia de expansión y lo ha reflejado en sus cuentas del 2002. Se acabó la grandilocuente propaganda de que hablar español en el mundo iba a ser tan importante. Los gestores de Telefónica han hecho lo mismo que las otras grandes multinacionales europeas y norteamericanas de tamaño similar, y han puesto en balance todas las apuestas arriesgadas que han resultado erróneas.

Las inversiones en portales de internet (Terra), en telefonía móvil de tercera generación (UMTS) y en medios de comunicación (Admira y Via Digital) no han fructificado como se esperaba. El agravante para la empresa española es que la apuesta por expandirse en Argentina y Brasil le añade más números rojos. En todos esos envites, Telefónica ha perdido casi 6.000 millones de euros (un billón de pesetas), una merma compartida con los millares de españoles que invirtieron sus ahorros en esos títulos. Con todo, si la compañía recupera la estrategia de centrarse en los usuarios y desprenderse de las inversiones impuestas por políticos y financieros de ocasión, su futuro sigue siendo esperanzador.