La aprobación municipal del Ayuntamiento de Barcelona para declarar esta ciudad como antitaurina ha abierto el debate sobre la idoneidad de perseverar en esta antigua tradición tal como hoy se conoce. Soy consciente de que sin la fiesta la supervivencia del toro bravo quedaría en entredicho, por lo que creo que las corridas deben mantenerse si queremos conservar algo tan nuestro. De lo que no estoy de acuerdo es que se dé tanto sufrimiento al animal para el gozo de todos. Por qué no se abre un debate encaminado a buscar fórmulas que eviten esas escalofriantes imágenes de un animal que muere bajo el aplauso del tendido, mientras la sangre se mezcla con la arena. Abramos un debate que creo necesario. La muerte nunca debe ser vitoreada.M. CANDELARIA RIVERA. Cáceres