En estos primeros días de septiembre todo el mundo habla de la depre posvacacional. Sí, esa congoja que a muchos se les echa encima justo el día antes de volver al trabajo después de las vacaciones. No es extraño, de servir al tiempo a servirse del tiempo va un abismo. De eso saben mucho los despertadores, que son los amigos más enemigos de casi todos los trabajadores. Un despertador es algo así como un tipo cercano --un vecino por ejemplo-- que siempre va buscando camorra, pero no le damos un puñetazo en las napias porque sabemos que nos la puede jurar --perdonen que empiece mi artículo de una forma un tanto impetuosa, pero es que mañana comienzo a trabajar--. Lo normal es que cuando uno coge vacaciones le diga con una sonrisa vencedora a su amado y puntual despertador: "Chico, olvídate por un tiempo de mí". Luego, después de una siempre cortísima ausencia, vendrá el inexorable reencuentro con el menudo aparatejo y la correspondiente reconciliación. La depre posvacacional parece inevitable porque eso de trabajar nos suena cada vez menos a chino. Aunque al parecer este año ha bajado el número de afectados, ya que ha servido de terapia que los medios de comunicación repitan con bastante asiduidad el índice de la subida del paro en España.

Pero para tipo raro mi amigo Angelito Bolero , que todos los años sufre depre prevacacional. A este chico, unos días antes de coger las vacaciones le entra una angustia escandalosa, y todo porque se toma las vacaciones a la fuerza, sólo porque no digan que es tonto. El es feliz trabajando, entiéndalo; y por lo tanto, un incomprendido. Me han dicho amigos comunes que estando de vacaciones le han visto en Fuengirola en restaurantes a rebosar de gente rogando a los agobiados camareros que le permitieran servir platos; o en puertas de discotecas de Benidorm arrodillándose ante los porteros hastiados para que estos le dejaran ser uno de ellos; o incluso en algún camping suplicando a los guardas somnolientos para que le dejaran hacer la guardia de noche. Sí, mi amigo Angelito es un tipo raro, pero como dice Serrat : "Qué se va a hacer, si ha de haber gente pa todo".