Tan cerca para administrar conflictos armados que se saldan con un precio incalculable en vidas humanas y tan lejos para tener claros mínimos conceptos de geografía y geopolítica internacional. Todo un contrasentido. Solamente el dislate o el desconocimiento pueden explicar la inclusión por parte de los servicios de inteligencia norteamericanos, lo que comúnmente se conoce por la CIA, de la apacible y fronteriza Olivenza dentro de lo que ellos entienden como zonas de disputa internacional, a un nivel similar al de Gibraltar. En una vuelta de tuerca inverosímil a un conflicto que las diplomacias española y portuguesa se encargaron de enterrar nada menos que allá por junio de 1801 a través de un tratado y que solamente unos cuantos nostálgicos remueven de vez en cuando, los que se presuponen mejores servicios de contraespionaje del mundo han hecho gala de la misma falta de lucidez que en más de una ocasión ha puesto en evidencia en público a su propio presidente, el mismísimo George Bush.

Claro que si tenemos en cuenta que hasta hace un año la CIA calificaba en sus informes a ETA como un grupo patriótico que defendía al pueblo vasco, sin hacer ninguna mención expresa al terrorismo, lo de Olivenza podemos dejarlo en broma o simple despiste.