He recibido este correo electrónico de un amigo cubano, el cual opina del desastre causado por los huracanes en Cuba y expresa su amargura ante la poca --y condicionada-- ayuda internacional: "Hay experiencias en la vida que nos marcan para siempre. Por ejemplo, la desaparición de la URSS y el campo socialista europeo fue un golpe que destruyó la economía cubana (...) Entre las consecuencias más dramáticas que recuerdo está la muerte de cientos de personas por enfermedades relacionadas con la desnutrición. Pero estos huracanes han sido como una guerra no declarada por un enemigo poderoso, invencible, inatacable (...) Y así encontramos en la esplendorosa Cuba de hoy paisajes devastados y pueblos enteros en ruinas. Lo que para un europeo es solo cuestión de ir a la tienda con una tarjeta de crédito, para un cubano es el fruto de años de esfuerzo. Cada vez nos cuesta más esfuerzo el poder levantarnos solos. Y los grandes países tratan de imponer condiciones a una verdadera ayuda. Es magnífica la solidaridad de la gente del mundo: alimentos, agua potable, ropa. Pero los cubanos sabemos que hay que pagar un precio por ser diferentes (...) Acaso si fuéramos pronorteamericanos, o dependientes del FMI, o mayoritariamente rubios nos levantaríamos más rápido, pero siempre quedamos fuera de la clasificación para las ayudas incondicionales (...) Mi pueblo no merece esto que estamos pasando. Hemos dado al mundo música y alegría, salud y educación. Espero que de alguna manera, hasta milagrosa si fuera necesario, logremos quebrar ese muro de dolor que nos rodea.

Humberto".

Isidro Gutiérrez López **

Correo electrónico