Escritor

Un detalle que define el enfrentamiento civil del año 1936 es el de no pagar los premios de la Lotería Nacional del 11 de julio de ese año. Se supone que después los han pagado todos. Los desgraciados de esta singular inlotería fueron un cura, un militar y un ciudadano, que sería funcionario. No cabe mayor coincidencia: un cura, un militar y un funcionario, que suponemos que serían los únicos que cobraban por aquel entonces, aunque me temo que el cura dejaría de cobrar el año 1931. Lo que evidencia claramente esto es que esos tres pilares del Estado, como son un cura, un militar y un funcionario, ni por asomo pensaban que fuera a estallar una guerra civil tan cruenta como la española. Y me imagino que en los tres habría una reflexión. El cura sólo se beneficiaba del cepillo después de que la República le retirara la paga. El militar, suponemos que sería de intendencia ante la desinformación que tenía sobre la sublevación, y el funcionario, dada su natural indolencia, jamás pensó en una guerra de esas proporciones. La que sí se abonó fue la pedrea. Detalle golfo. Yo me imagino a Franco despachando este asunto en Cáceres, donde le llegaría la onda y de inmediato mandaría abrir una investigación que llegaría después a Burgos. Caben varios supuestos. Los tres eran rojos. Franco incluso preguntaría por qué no fue fusilado el cura. La misma pregunta la haría sobre el militar. ¿Qué clase de militar era ése que toda su esperanza la tenía centrada en la lotería en lugar de en el Glorioso Movimiento Nacional...? Y del funcionario se inventarían todos los males: que era maricón, que era rojo y que no iba a misa. Así no es posible cobrar una lotería nacional.

Y esta noticia llega a estas alturas sobre nosotros y nos quedamos lívidos. En Badajoz, como entraron el 15 de agosto, no se sabe si pagaron ni siquiera el reintegro. Una cosa está clara: sobre la contienda civil ésa del 36, nunca se termina de saber la verdad de todo, como si las noticias te las fueran dando poco a poco hasta que salte alguna barbaridad desconocida. Pero desde el momento mismo que el ministro de Defensa asegura que las playas de Galicia, salvo una o dos, están esplendorosas, aquí cabe todo. Cabe hasta el 9,9 que le han dado a Cardoso, por jurar los principios del movimiento de Celdrán. Y aquí no pasa nada. Otra cosa es Matías Ramos.