Profesora

Nuestro sistema educativo propone una educación integral, que desarrolle todas las capacidades del hombre: cognitivas, afectivo-sociales y motrices, con el fin de establecer un modelo de persona desde una concepción profundamente humanista, frente a la enseñanza tradicional de corte academicista que enfatizaba exclusivamente en la adquisición de conocimientos.

El currículo incluye una serie de temas de un gran contenido ético-moral y cívico que van a dar sentido y significado a los conocimientos científicos. Esta formación ético-moral y cívica va a desarrollar en los alumnos/as capacidades para afrontar retos y encontrar soluciones a problemas que han ido adquiriendo entidad en la sociedad actual: hambre, guerras, el creciente desequilibrio norte-sur, los desastres ecológicos, etcétera.

La enseñanza ético-moral y cívica se articula:

A través de los temas transversales, denominados así porque impregnan todas las áreas de conocimientos: educación moral y cívica, educación para la salud, educación para la igualdad de oportunidades entre ambos sexos, educación para la paz, educación del consumidor, educación ambiental y educación vial.

Con conmemoraciones como la que celebramos hoy, el Día de la Paz, sería conveniente que reflexionáramos sobre la evolución del concepto paz. Desde la paz de los romanos, concebida como ausencia de conflictos e impuesta desde fuera por el pater familis que estaba investido de suma autoridad para pensar y decidir por todos sus miembros familiares (esposa, hijos, criados) a cambio de garantizarles la máxima seguridad física y material, hasta los años sesenta, en que se inicia la investigación para la paz creándose marcos teóricos y nuevos postulados que orienten la educación para la paz, desde procesos de justicia, solución creativa de conflictos y desarrollo de los pueblos.

Estos marcos teóricos enfatizan en:

--Distinción entre violencia directa (física) y estructural (en las organizaciones sociales en las que imperan la pobreza, la represión y la alineación).

--La paz positiva como proceso dinámico y permanente, de justicia, igualdad y reprocidad en las relaciones, que se extienda a todas las dimensiones de la vida. Implica desarrollo y derechos humanos (Paulo Freire).

--El conflicto se asume como algo consustancial a la existencia humana. La agresividad forma parte del comportamiento humano, no es negativa en sí misma, sino positiva y necesaria para la autoestima física y psíquica del individuo.

--Es necesario, en todo conflicto, clarificar las posiciones de los protagonistas, de donde suelen surgir las soluciones.

De todos estos marcos teóricos se deriva la necesidad de que la comunidad educativa, profesores, padres, alumnos, no sólo conozcamos, sino también interioricemos los nuevos conceptos de paz como nos proponen Juan Pablo II: "No hay paz sin justicia ni justicia sin perdón y reconciliación."; o Gandhi: "No hay caminos para la paz, la paz es el camino."