Hace un año, acudí a estas páginas, para expresar mi implicación en la lucha de la enfermedad que me afecta y para reclamar atención ante el Día sin alcohol .

Con espíritu espartano, hoy que somos mindundis sigo siendo del mismo porque lo que soy: soy. El principio de todas las cosas tiene su explicación y lo más importante, desde mi punto de vista, es reconocer el problema y asumirlo.

Nadie nació enfermo alcohólico, todos los que somos y lo reconocemos, Nos hemos hecho .

Un enfermo alcohólico, una vez rehabilitado, convierte sus sueños en más auténticos... Llega a ser regocijante mirarse al espejo, decir un día más, otra oportunidad más, mirar al frente y ver con claridad meridiana los aconteceres del destino.

No quiero que se dramatice el tema, sino que se enfatice desde el punto de vista objetivo que merece, para que ello no dé lugar al gueto de la desesperanza. De todo se sale, sólo es cuestión de tiempo. El enfermo alcohólico (no rehabilitado) anda corto de razones, largo de espadas y con el permanente síndrome de Estocolmo sobre su propia vida. No es libre, es absolutamente dependiente.

Y como cada camino sirve sólo para aquel que lo recorre, el miércoles 14 de noviembre, por arte del azar, y nunca mejor dicho, compré un cupón de la ONCE (Organización Nacional de Ciegos de España) para ayer, día 15 de noviembre. En él, sin perder la figura de lo que es, aparecía una dedicatoria explícita que sobre fondo negro y una copa en el margen derecho, figuraba el siguiente texto: "Hoy no bebo, pruebo mi libertad"... 15 de noviembre "Un día sin alcohol".

Me llena de satisfacción que esta organización haya tomado conciencia del problema social que supone el alcohol cuando ésta llega a la dependencia del mismo. Paradojas de la vida, que sin nosotros darnos cuenta: Hasta un ciego lo ve .

Gracias desde mi sentido personal a la ONCE en este día que rememora la existencia de este problema social. Ojalá sigan el mismo ejemplo los otros .

Pedro Pérez Ruiz **

Enfermo alcohólico