Desde pequeños nos enseñan que existen personas diferentes y nos separan en las aulas. El que cumple con la norma establecida seguirá en un colegio normal mientras que el diferente pasa a un centro especial.

Nos privan de disfrutar de estas maravillosas personas, no nos enseñan que la diferencia es algo enriquecedor. Desde pequeños establecemos barreras mentales fomentando así la discriminación y la exclusión. Nos enseñan a utilizar un lenguaje discriminatorio con palabras como minusválido, discapacitado..., que solo sirven para restar valor a las personas.

No valoramos la diferencia como algo enriquecedor, no comprendemos que cada persona tiene un lugar en el mundo y que las personas con diversidad funcional también tienen el suyo, como personas únicas.