La política es divertida, a veces divertidísima, a fuerza de volverse inquietante, indignante, descacharrante y, aunque pasados unos años de vivirla intensamente, imagen perfecta del eterno retorno, muy ejemplarizante. Que no es lo mismo que ejemplar.

En mi veterana opinión, lo más entretenido -que no esencial- de la política es la parte sentimental de las relaciones humanas. Los afectos románticos: "Quien ataca a Monedero me ataca a mí", "Luis, sé fuerte". También los divorcios declarados: "Me siento traicionado". La convivencia obligada por guardar las apariencias, aunque el menosprecio se delate por las fisonomías tensas, -¡Qué trío de mandíbulas desencajadas el de Aznar, Botella y Aguirre! Y las amenazas vengativas: "Vamos a limpiar de pijos las instituciones".

Cuando lean ustedes estas líneas estaremos viviendo el jubiloso día democrático. O ya habrán votado o irán a hacerlo o no se pasarán por las urnas porque ningún hacedor de promesas les habrá convencido. Mas seguro que además de sopesar con sensatez y criterio las ofertas, historial, credibilidad y acierto de los partidos, también habrán tenido tiempo de pasmarse con los arrebatos pasionales en una y otra formación: los gestos agrios entre esas parejas que se odian, condenadas a entenderse, los desplantes obvios con malas caras, los recaditos envenenados cargados de machismo: "Esta es la gran mujer que hay detrás de todo gran hombre", o las monjiles y frikis declaraciones de amor que han llamado la atención hasta del Vaticano.

Hoy acaba la primera gran campaña y empieza lo que algunos profetizan como una nueva era. Dentro de unas horas, los que llamaron casta al resto antes de moderarse y convocar a su nido común a los hartos todos de izquierdas y derechas, probablemente se sentarán a hablar con ellos en una misma castiza mesa. Y todos los que se dedicaron gozosos piropos en ameno batiburrillo de adanes, zascandiles, traidores, mentirosos, zombis, ridículos, caraduras, inútiles e ineficaces, escucharán el veredicto. Porque esta noche es la verdadera y definitiva encuesta.