Ala premier británica, Theresa May, se le presentan dos años de gobierno de órdago. En pocos días activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa que dará luz verde al proceso formal de salida de la Unión Europea, lo que popularmente se ha dado en llamar brexit. Se iniciará entonces un complicado proceso para el que Londres carece en estos momentos de grandes expertos en el tema.

Paralelamente, deberá negociar un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia anunciado esta misma semana por la ministra principal, Nicola Sturgeon. Si las negociaciones sobre el brexit no serán fáciles, tampoco lo serán las que pueden abocar en la ruptura del Reino Unido.

Los escoceses votaron en contra de la independencia en la consulta del 2014, pero el brexit ha modificado la relación de fuerzas. La que es la sociedad más europeísta de Gran Bretaña quiere seguir en la Unión Europea, al igual que Irlanda del Norte. En el referéndum sobre Europa promovido por David Cameron, el anterior primer ministro conservador y responsable de la confusión que hoy reina en el país, los escoceses votaron mayoritariamente a favor de seguir en la UE (un 62%). Cuando se acerca la hora de la verdad, Edimburgo quiere defender sus intereses europeos, que son muchos y de momento no está dispuesto a renunciar a ellos así como así. Se discutirá sobre la convocatoria (desde Edimburgo se quiere una fórmula como la del referéndum de hace tres años), lo que hará que haya disputas sobre el calendario y también sobre la formulación de la pregunta que se plantee en esa convocatoria.

Al final, puede haber espacio para un compromiso si Theresa May consigue un estatus especial y satisfactorio para Escocia, algo a lo que se comprometió pero que de momento no ha llevado a la práctica. De no ser así, May pagará muy caro el precio de un dislate como es el brexit que puede acabar con el Reino Unido. Porque hay que recordar que únicamente Gales e Inglaterra votaron mayoritariamente a la ruptura unilateral de relaciones con el resto de socios comunitarios, mientras que Escocia e Irlanda del Norte, que tienen una visión distinta de las relaciones intercontinentales, dijeron por mayoría ‘sí’ a continuar perteneciendo a la UE. La clave estará en la rapidez con que actúe May, porque los escoceses reclaman que el referéndum se celebre ya, no una vez resuelto el brexit.