Es incomprensible el mutismo sobre el comportamiento y quehaceres de los reyezuelos de las autonomías, porque nadie, ni la proliferación de tertulianos televisivos que opinan y juzgan todo lo ajeno se meten, me hicieron dudar de mi creencia de siempre, que son un cáncer maligno que llevan España a su fin después de una larga agonía, lo consulté al dios internet y aclaró mis dudas con los siguiente datos entre otras muchas sorpresas:

El mantenimiento de sus estructuras y el sueldo de los cargos públicos cuestan ciento setenta mil millones de euros al año. El traspaso de competencias del Estado a las comunidades han implicado novecientos veinte mil empleados más para hacer lo mismo, cincuenta mil enchufados improductivos.

España tiene el índice de más pobreza de toda la Unión Europea y de la de más impuestos, etcétera, etcétera.

Este nefasto invento solo ha sido positivo para el abundante, fiel y sumiso séquito, y los más cercanos correligionarios de estos personajes, que sin preparación ni relevancia se han visto convertidos en monarcas.

Este brutal impacto a sus sencillas mentes les ha inyectado una exagerada prepotencia, exhibiendo sin pudor una ostentosa vida de nuevos ricos y una burda pretensión de inmortalidad con obras faraónicas innecesarias y multitud de proyectos sin ningún control inacabados, y aunque ha sido la puntilla para España, poco le importa el bonachón Montoro, es tan bueno y caritativo que estudia perdonar los 200.000 millones de euros que le deben las autonomías.