WEw l Banco Central Europeo (BCE) ha cumplido la semana pasada la advertencia que hizo el pasado mes de octubre, cuando subió un cuarto de punto el tipo de interés de referencia oficial y dio a entender que repetiría la medida en diciembre. Desde el jueves, el tipo directorio es el 3,5%, que va a empezar a repercutirse en cascada, aunque no automáticamente, en los préstamos de la banca pública a la privada, de los bancos entre sí (el euribor), o de estos a los particulares.

Hace un año, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, anunció la intención de ir incrementando de forma suave, de 0,25 en 0,25 (lo que en el argot significa de "cuartillo en cuartillo"), los tipos de interés para cercenar, ya desde el origen, el riesgo de inflación en la eurorregión, que, fundamentalmente, está motivada por la incertidumbre internacional de los precios del petróleo y también por la --utilizando un término suave-- remolona actitud de algunos gobiernos europeos del núcleo duro, como Alemania, Italia y Francia, a la hora de sanear sus cuentas públicas.

De esta manera y por estos motivos hemos pasado del 2% de diciembre del 2005 al 3,5% del jueves. Y ello pese a que la mayoría de los pronósticos sobre los que se sustenta esta subida no se han cumplido. La inflación de la UE de los Quince sigue estando por debajo del 2%, el precio del petróleo ya es parecido al de hace un año, y ya se sabe que en Alemania el IVA aumenta tres puntos a partir de enero, lo que reducirá su crecimiento. El BCE mantiene su previsión de que hay riesgo de empeorar a corto plazo. Pero también añade que es posible que ese empeoramiento no sea para todo el año 2007. Se había dado por descontado que los tipos llegarían, cuando menos, al 4%, pero si se mantienen las actuales condiciones macroeconómicas europeas, este techo se adivina como máximo.

"Bueno para España, pero no para los bolsillos de los españoles", repiten los analistas cuando se les pregunta acerca del alza de los tipos de interés, que los contrastan con la elevada inflación española. Una tasa de inflación que, aunque remite, sigue estando situada en la banda alta de entre el conjunto de países del euro. La preocupación es por la anomalía --por otro lado, extendidísima en España-- de suscribir hipotecas a largo plazo y que se amortizan, en la mayoría de los casos, en función del euribor, que son los tipos de los préstamos que se cobran los bancos entre sí. Ahora está en el 3,8%, 30 décimas por encima del tipo del BCE. No es previsible que aumente más, ya que desde el verano los bancos y cajas españoles operan con la referencia del tipo oficial que se confirmó el jueves.

Tipos más altos, sin embargo, benefician al conjunto de la economía española, que necesita consumir menos y exportar más, lo que se hace aún más difícil si este baile monetario incluye que el tipo de cambio del euro frente al dólar (1,33 dólares por euro) exige mejorar la competitividad de nuestras empresas.