XPxase lo que pase en la Cumbre que el Consejo de la UE clausura hoy en Bruselas, se apruebe, o se posponga al primer semestre de 2006 la aprobación del marco financiero para el periodo 2007-2013, puede afirmarse, sin posibilidad de error, que este nuevo marco reducirá los fondos que nuestra región ha recibido de la UE en el anterior periodo de programación: 2000-2006. Evitar esta reducción no es posible, desde el momento en que los Estados miembros no están dispuestos a aumentar sustancialmente el porcentaje del PIB comunitario que se dedica a financiar las políticas comunitarias, porcentaje que seguirá estando en el entorno del 1%.

Teniendo en cuenta que la ampliación a 25 ha aumentado más la población que la riqueza de la Unión; y teniendo en cuenta igualmente que el porcentaje del PIB que se dedica a financiar las Políticas Comunes no sólo no va a aumentar con relación al anterior periodo de programación, sino que incluso va a disminuir, es absurdo que alguien siga diciendo que es posible mantener la situación anterior y, --más absurdo aún--, que si no se consigue, es por culpa del Gobierno regional, cómplice del central. Plantear que, --porque seguiremos siendo región Objetivo 1--, tenemos que seguir recibiendo los mismos fondos que antes, es poco serio y riguroso si, además, este planteamiento proviene de quienes han tenido responsabilidades de gobierno entre 1996 y 2004, no se han opuesto a la ampliación, y nunca han propuesto aumentar sustancialmente el presupuesto de la Unión.

Quienes han aceptado la entrada de 10 países menos desarrollados que nosotros e igualmente han aceptado que no se dediquen más fondos al presupuesto comunitario, no están ahora legitimados para clamar contra la reducción de los fondos que llegarán a España y, por ende, a Extremadura. Quienes han aceptado --y contribuido a construir--, un proyecto europeo que pone el acento, fundamentalmente, en el mercado, que carece de componente social y que padece aún un alto déficit democrático, deben aceptar la situación y explicar a los ciudadanos que, a pesar de estas carencias, nuestra entrada en la Unión Europea en 1986 nos ha reportado grandes beneficios. Beneficios que ahora corresponde recibir a los nuevos Estados miembros.

Lamentarse a estas alturas apenas sirve para nada, e intentar obtener réditos políticos de una situación que no es responsabilidad exclusiva del actual Gobierno, sólo pone de manifiesto la cortedad de miras de la oposición. El lamentable espectáculo que están dando los miembros del Consejo europeo, con Blair a la cabeza, no debería ser amplificado por los responsables políticos de nuestra región, que deberían estar dedicando sus esfuerzos, desde el Gobierno o desde la oposición que quiere gobernar, a hacer algo que no hemos hecho suficientemente en los últimos años: prepararnos para aprovechar las oportunidades que la Unión ampliada ofrece a nuestras empresas, como aprovecharon las suyas las empresas alemanas, francesas, italianas, etcétera, cuando España y Portugal protagonizaron la ampliación de 1986.

Afortunadamente hay empresas extremeñas, aunque menos de las que serían necesarias, que vienen haciendo un esfuerzo no sólo para adaptarse a la nueva situación, sino para aprovechar las oportunidades que el espacio europeo ofrece.

*Director de laconsultora Depaex