Buenos días señoras y señores, amables oyentes, pacientes todos, les habla como siempre su amigo Cachimoco Farfán, el más rápido relator deportivo de Coya Sur, el más rápido relator de la pampa salitrera, fenilanina, hidrolasa y la purga que me parió . Así relata Hernán Rivera Letelier , en su novela, el Fantasista , los previos radiofónicos de un partido sin más trascendencia, entre dos equipos formado por mineros, por personajes deshumanizados y llenos de desaliento séptico, donde su único quitapenas consiste en ver como juega un medio chepado y herniado virtuoso del balón en el medio de la nada. Digamos que esto debería ser el fin único de este ciclópeo deporte. Es decir, esto del fútbol, el juego de once contra once, todos de corto, dentro de un rectángulo pintado en hierba y con un balón de cuero por medio, debería y de manera intangible, proporcionar sensaciones macrocósmicas del tamaño del bulto del fantasista. Son muchos y variados los estilos, demasiadas y cada vez más esquizofrénicas las estrategias a aplicar, muchas las franjas horarias que delimitan los flashes de los reporteros gráficos. Vamos por partes. Están los cancheros del sur americano, los que dejan crecer la hierba para hacer de la pelota un ritmo cansino de telenovela, los que rompen tibias en parterres napolitanos, los que sólo conciben el balón de color naranja en competiciones polares, los que pagan por jugar, los que juegan cobrando, los que utilizan una bola de aluminio para emular a sus ídolos en patios de colegio, los que ni tienen la dichosa pelota y simulan que dan mil toques sin caerla, los que coleccionan fueras-de-serie como si fueran figuras de Giacometti en medio del desierto, los que nos narran con excelencia periodística autobiografías cargadas de sueños con esencia de Vadinia, los que se desgañitan desde las gradas, los que utilizan este deporte como desahogo a sus frustraciones y exigen las equipaciones como mafiosos de medio pelo, los que simplemente cantan, tararean y animan hasta quedarse youIll never walk alone , los que nos trasportan a épocas doradas con fotos en blanco y negro, con instantáneas que llevan devolviéndonos el cuero más de treinta años en bares emblemáticos como el Deportivo del Jamón del entrañable Manuel , los botarates que asumen el papel de dictador en ligas profesionales de furgol , los que lloran la pérdida de los suyos por las malditas vallas de cualquier Heysel de este planeta, los que ya no se apearán en los andenes de trenes quemados con destino a la Segunda división italiana, los que piden penas máximas con cerebros mínimos a los referís, los árbitros, los del silbato, linieres y madres de los mismos, los que hacen de los equipos de fútbol empresas con cara de Fórum Filatélico, 2020 Odisea en el fútbol la llaman, los que meten goles en las puertas de garajes, los que meten goles chupándose el dedo, besándose el escudo, quitándose la elástica, dejándose sus últimos suspiros en el terreno de juego, los que nos transmiten sensaciones que cada uno digiere de manera particular, momentos, que tamizados, macerados y secados al sol provocan la risa o la náusea. Todos tenemos historias, pequeñas leyendas engrandecidas bajo los efectos del linimento, grandes secretos relatados en word, en times new roman y cursiva que destilan elegancia y sueños de otras culturas como las de Enric González , los que sin embargo y por decreto ley, imponen impuestos revolucionarios para que, como de manera altruista hacía Cachimoco Farfán en Coya Sur, puedan ejercer su derecho de expresión, su libertad de prensa, antes de entrar en los estadios. "Cómo este cabrito caminó hasta la pelota con la misma pachorra con que camina por la calle Balmaceda y le dio con el borde interno de su pie derecho, le dio con tal efecto, que mandó al Adivino a comprar Mentholato al palo derecho y la pelota se incrustó justo por el ángulo vertical izquierdo, justo allí donde no hay teléfono, allí donde penan las ánimas, allí donde hoy no se fía, mañana sí, por allí entró y se convirtió en un gol electroencefalogramático... ".

En definitiva, y de esto sé algo, disfruten jugando, viendo y animando, con esto que algunos llaman fútbol. De lo contrario, siempre estarán en fuera de juego.