TNtos ha nacido un Niño. Es una gran noticia. Pues cuando engendramos un niño hacemos un acto de fe y de esperanza en la vida. Nos atrevemos a traer un niño a este mundo porque creemos en él. Valoramos positivamente este mundo. Ninguno de nosotros osaría dar vida a alguien para que hubiera de pasarla entre lágrimas, desgracias y calamidades. No lo dejaríamos nacer si estuviéramos convencidos de que le acecha un futuro incierto, negro o con grandes nubarrones.

Es verdad que no todo será de color de rosa, pero aun así sabemos que la vida merece la pena de ser vivida.

Estamos diciendo que en esta vida hay más cosas dignas de ser amadas que de ser odiadas, que es algo maravilloso, digno de ser vivido. Y a la vez estamos confiando en el futuro.

Aseguramos que el camino hacia un mundo mejor no sólo es posible sino incontestable.

Sabemos que podrá gozar con los múltiples y fascinantes espectáculos que le brindará la naturaleza. Se ufanará de pertenecer a una especie, la humana, que tantos adelantos ha conseguido con su ingenio. Podrá rodearse de otras personas que le enriquecerán, le apoyarán, le amarán. Siempre encontrará un objeto con el que satisfacer las tendencias de sus sentidos y de su razón. Y estamos seguros de que incluso en las circunstancias más adversas nunca le faltará una mano amiga, un hombro en el que apoyarse, una voz de aliento.

Quizás no sea éste el mejor de los mundos, pero es nuestro mundo y le queremos. Es algo que nos pertenece y hasta hemos colaborado para que sea como es. Y si se tiene fe se encontrarán aún más razones para dar gracias a la vida y al Niño junto al cual crecer en el amor a la vida.

*Profesor