Fue en Madrid. Llegó rodeado de amigos y guardaespaldas. Sí, necesitaba y necesita vigilancia, porque se lo querían cargar los poderosos de su país. Afortunadamente pudo llegar al final y además vencer (al menos simbólicamente) a más de un siglo de golpes de estado, de corrupción, de oligocracia (seudodemocracia), de pobreza...

Y ahora le queda la labor más difícil, realizar cambios profundos, siempre con la sombra de un asesinato o de una conspiración a sus espaldas. Como tantas veces ha sucedido en América Latina; gente de organizaciones civiles, trabajadores y políticos muertos, intervenciones militares auspiciadas desde el norte de las Américas o desde su Escuela del mismo nombre... pero parece que algo está cambiado y se ha de tener esperanza en quienes creen en crear algo más justo para esas poblaciones tan golpeadas.

Hablaba de cuando lo vimos en Madrid hace unos meses, charlando con paraguayos (exiliados económicos en su mayoría y sin derecho a voto en su país de origen) y españoles. El reclamo principal de sus paisanos fue éste, "no se deje llevar por la tentación y líbrenos del mal". Del mal que ha sido, básicamente, la herencia de la dictadura de Stroessner que se ha prolongado en el día a día de la mano del Partido Colorado, al que Lugo ha logrado echar de la Presidencia.

Ahora tocan cambios, unos más rápidos y otros más lentos; transformaciones profundas si se quiere un giro real. Eso ya lo lleva en su programa y en sus intenciones. "Recuperar la dignidad de los paraguayos y construir un nuevo Paraguay", que "recobre la visibilidad" (su lugar en el mundo) y en el que "todos sean iguales". Y desarrollar "una política de Estado para pueblos indígenas", tradicionalmente invisibles cuando no avasallados; hacer la Administración "menos corrupta y más honesta" (un trabajo difícil pero que se puede llevar a cabo, dijo); "recuperar la soberanía de Paraguay", estado libre, soberano, fuerte y dueño de sus recursos; y "diseñar una buena política exterior", uno de cuyos puntales será la "mejora de las relaciones con los países donde hay más paraguayos (Argentina, EEUU y España)".

¿Y qué le reclamaron? "Que se devuelva la dignidad a los paraguayos" y que "no sea la misma historia de siempre". Le exigen "que invierta en educación, en salud y en el trabajo, y que haya oportunidades para los jóvenes". Y "transparencia, honestidad, lucha contra la corrupción, que haya justicia y una reforma agraria radical, no para unas minorías privilegiadas, además de la defensa del territorio y de los recursos naturales".

O como advertían varios de los paraguayos esperanzados con el cambio. "¿Va usted a hacer un cambio de verdad? ¿Es usted cuerpo completamente limpio? Confiamos en usted, no nos traicione".

*Periodista.