Escritor

Hablo con uno de mis amigos portugueses que me hace una aseveración desconcertante:

--Querido Manolo, no seas iluso, la ficción no existe. La ficción la creamos nosotros, pero es porque la realidad es así.

Y yo me pregunto, y la Virgen de las Nieves por qué en muchos pueblos de Extremadura está tan considerada, cuando nuestra verdadera Virgen debiera ser la Virgen del Calor. Pues en Madroñera, cuya patrona, como en La Zarza, que es el pueblo soñado por Fernando Delgado, es la Virgen de las Nieves. Y fue que cayó una nevada en no se sabe qué siglo en Extremadura, que los pueblos quedaron sembrados entre nieves, y cuando ésta se fundió apareció una Virgen en un leñero que todos desconocían, y no se le ocurrió otra cosa al cura que fuera la Virgen de las Nieves a la que Fernando le tiene tanta devoción, la patrona. No sabemos si en La Zarza sería así o parecidamente, pero mucho me temo que sería parecidamente, que el cura, donde fuera, dejara una talla desconocida en un leñero abandonada a propósito hasta que apareciera por allí la tía Felisa a la búsqueda de nidales, y mira por dónde, una Virgen desconocida, que superó los fríos y qué mejor patrona, aunque yo siempre esté más por la Virgen del Calor, que tampoco es manca, pues que se puedan superar unas altas temperaturas tras una ola de calor sin una deshidratación y que haya un niño que la supere, tras imponerle una Virgen desconocida que sería la del Calor yo desde aquí se lo propongo a don Antonio, que está en todo. Una Virgen que en lugar de sacarla con un borreguito entre las nieves, lo sea perlada de sudores, que es lo que nos va, aunque sólo fuera para ayudarnos a superarlos a la espera de un viento frío del norte que marcaría el terreno de la otra.

Y puestos a hacer propaganda: la de los libros de Fernando Delgado, con un estudio en profundidad de La Zarza, donde es la primera vez que veo en retrato a la primera esposa de Valhondo que se ve que era una buena hembra, como le gustaban al poeta, que en la Flor Natural de Badajoz en 1956, parecía Manolete redivivo, y por cierto menudos Juegos Florales fueron aquéllos que trajeron a un poeta venezolano que se cogió tal moña que quería meterle mano a las féminas pacenses, que estaban todas muy prietas.

Y Jesús, de paso, la formó también, que le mandaron a la policía por la que se formó, pero no voy a contar más.

Es cierto que la ficción no existe.