Cuando estudiaba Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, poco podía imaginar Gonzalo García de Blanes (Mérida, 7-12-1970) que entraría en la treintena como delegado de tantas cosas en el Ayuntamiento de Mérida. Entró en política a través de Nuevas Generaciones y en 1999 Pedro Acedo le incluyó en su lista electoral, aunque ya su bisabuelo fue alcalde de Mérida en funciones a finales del siglo XIX. A media legislatura la crisis interna del PP emeritense concluyó con la caída del hasta entonces hombre fuerte de Acedo, José Pérez Garrido, lo que fue acompañado de una imparable subida de los más jóvenes de la corporación. En ese momento García de Blanes, casado, padre de un hijo y en espera de un segundo, fue liberado por el ayuntamiento, con lo que comenzó a dedicarse en exclusiva a tareas municipales y abandonó el cuerpo a cuerpo de los juzgados. En estos cuatro años ha sido delegado de Juventud, Transportes, Seguridad Ciudadana, Régimen Interior... y, por supuesto, Tráfico. En los últimos días ha sido protagonista porque se equivocó a la hora de organizar las calles por unas obras y porque después rectificó y pidió perdón a los ciudadanos. El tráfico sigue siendo uno de los principales problemas de la ciudad y este concejal, apasionado de la política y el Derecho, seguirá siendo el centro de todas las polémicas.