TEtl empeño por hacer creíble la mentira repitiéndola está unido a hechos políticos recientes. La comisión del 11-M y los debates sobre el Yakolev-42 son obras maestras de esa vehemencia. Habría que ponerle pilas nuevas a la linterna de Diógenes para poder encontrar a un político sincero. Vienen luego los filósofos con su limpia linterna y nos iluminan asegurándonos que sólo puede construirse algo sobre la verdad, lo que de paso prueba la fragilidad de la evidencia, la facilidad para la demagogia, el terreno movedizo sobre el que se construye la democracia.

La gente repele los embrollos de la clase política, porque la gente discierne y se atiene a la razón, pero ésta irrita al político, le hace perder el control y llamar, desde la víscera más primaria, gentuza a los familiares que reclaman luz sobre los ataúdes de sus seres desparramados: la verdad les tortura.

La condición humana tuvo siempre una más que problemática relación con la verdad. La condición política no la soporta.

*Licenciado en Filología