El pasado 7 de abril se produjeron bombardeos en Siria, al parecer con armas químicas. Un hecho terrible, pues las armas químicas están prohibidas por todas las convenciones internacionales. A consecuencia de esta acción, que Occidente achaca al régimen de Asad pero que no se ha confirmado, el día 12 se enviaron a Siria inspectores de la OPAQ (organización para la prohibición de armas químicas). Esta comisión tenía que empezar su investigación el 14 de abril con el fin de confirmar si había habido (o no) bombardeos con productos químicos y saber quién o quiénes eran los responsables. Lo lógico hubiera sido que EEUU y sus aliados hubieran esperado al final de esas investigaciones antes de actuar para ver si se demostraba que, efectivamente, se había bombardeado con productos químicos. Pero no. El día 13, EEUU, el Reino Unido y Francia bombardearon diferentes puntos de Siria, coordinados, lanzando, según dicen, unos 100 misiles. Un bombardeo sin previo acuerdo de la ONU y sin pruebas fehacientes de que el responsable era el régimen de Asad, sino de modo ilegítimo y unilateral por parte de estas potencias y con el apoyo de no pocos países, entre ellos el nuestro. Este suceso me recuerda aquella invasión de Irak porque EEUU y sus aliados estaban convencidos de que tenían armas de destrucción masiva, y después se confirmó que era mentira. Me declaro en contra de estos bombardeos y en contra de todas las guerras. Una acción que pone en peligro la paz mundial por el enfrentamiento entre los bloques liderados por EEUU y Rusia, con grandes intereses geoestratégicos y comerciales en la zona. Como siempre, los grandes perjudicados por estos hechos son los inocentes, la población civil. Debemos manifestar nuestra indignación por esta nueva escalada bélica que compromete la paz mundial.

EL TABLERO CATALÁN

Sonrisas versus odio

Teresa Escoda

Madrid

Tanto oír hablar de odio y al final una ya no sabe qué es exactamente. Así que tiro de diccionarios y Wikipedia y, ahora sí, me reconforto con el sentido profundo de una palabra, de la que se ha depravado el uso. De Wikipedia me quedo con la idea de que «el odio persigue el deseo de destrucción de un objetivo ajeno», «odio es el preludio a la violencia». Según los psicólogos «es de larga duración, por lo tanto, más que un estado de ánimo, es una actitud». El diccionario habla de «malevolencia», entendiendo la mala voluntad hacia alguien. Si observamos el uso de la palabra «odio» en el procés, no tengo ninguna duda de que habla de ruptura, de violencia, de comandos armados, de escrache, de intimidación, de levantamiento, de golpe de Estado, de rebelión, de terrorismo... Mientras que otros hablan de construcción, derecho a decidir, consulta, democracia, del mandato del pueblo, de mayorías, de diálogo, de resistencia pacífica, de libertad...

‘CASO CIFUENTES’

Ahora le toca decidir

Ana García

Cáceres

Querida Cristina Cifuentes, ¿cómo a usted, tan lista, se le ocurrió añadir en su currículo un máster que a estas alturas no se sabe bien si cursó, si se lo regalaron o si solo lo empezó y lo dejó a medias? ¿No sabía que en España se puede llegar a ser presidente de una comunidad autónoma, ministro, alcalde de una gran ciudad y a otros altos cargos políticos sin tener ningún tipo de estudios o habiendo cursado solo algunas asignaturas de una carrera universitaria? Cristina, ya sabrá que muchos de estos puestos se han logrado con solo hacerse miembro de un partido y dar coba al jefecillo de turno. Muchos de los que ocupan u ocuparon puestos mencionados más arriba también han mentido sobre su currículum pero, mala suerte, a usted la han pillado y a ellos no. Le aconsejo que la próxima vez incluya en su currículum un máster menos convencional.