TSti la gente no lee lo que escribes", dijo una vez Ted Levitt , "entonces lo que escribes es una pieza de museo". Así que yo prefiero que ustedes me lean antes que caer presa de la Baronesa Tita . La frase me la ha puesto a tiro de piedra el exconsultor Iván Redondo que comparecía esta semana en comisión parlamentaria para gusto de sus señorías tan dadas a husmear en las interioridades del poder. Si, sí, desde luego prefiero ser leída a riesgo de ser vapuleada antes que expuesta cual menina, de manera que me satisface haber rescatado de la mano de Iván Redondo el documento titulado "La miopía del marketing". A ver si no... quién de ustedes se iba a detener en esta página del periódico para leer mi columna. Pues eso.

Por experiencia en los diferentes gabinetes de comunicación en los que he trabajado, sé que los de arriba, sean éstos los que sean, no hablamos solo de políticos, reciben cada mañana un generoso resumen de prensa con las noticias más destacadas del día, pero sobre todo el dossier tiene como fin incluir aquellas alusiones directas, críticas, referencias, opiniones diversas, parrafadas, ataques y alabanzas sobre el personaje, empresa o Institución para la que se trabaje. De manera que (para los que no son legos en la materia) si hablamos de Iván Redondo, esta columna me atrevo a aventurar, irá a parar a las páginas de su dossier. Si habláramos de IU, iría a parar a las manos de... Cayo Lara por ejemplo. ¿Lo entienden? Y así de gabinete en gabinete.

Desenvuelta la madeja y cogiendo la aguja de hacer punto que no la de pinchar, les sugiero a los colegas del señor Redondo que lean con atención esto de la miopía de Levitt que seguro les ayuda a ganar las próximas elecciones y salen de una vez del aturdimiento en el que se hallan inmersos tras un año dando palos de ciego. Quieren saber los diputados socialistas si el exconsultor político emitía órdenes desde un despacho de Presidencia, a los funcionarios que pasaban por allí, es decir si lo hacía sin ser alto cargo reconocido oficialmente, y claro el joven Redondo que tiene más balazos en su cuerpo que Bonnie and Clyde juntos, les ha desarmado con un sencillo "acredítenlo"-Y ahí está el lío, eh, eh! Porque... a ver... ¿cómo acredita ahora semejante acusación doña Rosiña si no estaba presente, si no ocupaba el despacho contiguo al que invadía Redondo y desde el cual mandaba prietas las filas, según el PSOE? Desde luego, si los diputados socialistas han hecho el largo viaje hacia la oposición para meter el dedo en el ojo del asesor del presidente, mal negocio han hecho. No está el horno para meter dentro al estratega de Iván, sino para que ayuden a echar levadura en la masa de la economía y pueda crecer de una jorobada vez.

Se está poniendo muy difícil esa forma de hacer oposición que tiene el PSOE en Extremadura con todo un experto del mercadeo político situado justo en la base central del Gobierno; un entendido en el flip-flopper de la política. Pincharán en la tibia y el peroné del gurú pero no en la médula espinal del Ejecutivo. El sentido común debería llevar a pensar que celebrar comisiones parlamentarias con el gasto que ello conlleva de coches oficiales para arriba y para abajo, sólo para conseguir un "acredítenlo"... es indignante.

XDESDE ELx minuto cero del PP en el poder, se puso en tela de juicio la tarea del consultor-comunicador llamado a ser el oráculo de Monago; su alargada sombra ya en campaña se proyectaba como un misil hacia el podium de los ganadores, y los carguillos de medio pelo pasaron por el tamiz del experto para emprender la subida, si acaso un par de peldaños, porque... en fin, ahí había demasiado trabajo. Lo cierto es que vino para quedarse y abandonar por un tiempo su Consultora, sus paseos por el Mundo y sus clases sobre escenografía política. Algún día nos explicará Iván Redondo si "ideologizar la política", algo que calificó en su día como malo para el PP y bueno para el PSOE, no ha sido en realidad su receta mágica para patrocinar el éxito de Monago.

Claro que como experto en tácticas, debe saber perfectamente que alguna vez en política uno acaba por sucumbir al flip-flopper, o sea que uno va de izquierda a derecha o al revés. No quisiera yo estropear el domingo a los clientes, perdón quise decir a los extremeños, citaba literalmente a Redondo cuando dijo esta semana que "el marketing no es imagen, sino atender las necesidades de los clientes, en este caso --aclara el señor Iván-- centrarse en las prioridades de los extremeños", bien pues sepa el asesor que entre ellas está el trabajo, la dignidad y el respeto. Empiecen pues por no tratarnos como clientes, mejor como individuos con carácter y personalidad, ¿le parece?; sin acritud se lo digo, así haciendo un flip-flopper.

*La autora es periodista