Todos los días suelo pasear por las calles, avenidas y parques de la ciudad feliz , pero cada día me cuesta más trabajo hacerlo y, si no se cambian los modales habrá que irse a otra ciudad o como decimos en mi pueblo al quinto infierno. ¿Por qué digo todo esto? Muy sencillo, las aceras, los jardines, los parques y todo el suelo público se ha convertido en un estercolero de perros, hay mierdas , con perdón para el buen gusto, por todo lados y por mucho que haya algunos barrenderos encargados es imposible eliminar tanta inmundicia de los acerados, jardines o parques. No estoy ni mucho menos en contra de estos bellos y simpáticos animales, sino contra sus irresponsables dueños .

En otros lugares, cuando viajo, veo a los amos con sus bolsas y guantes, pero ¿cuántos vemos en nuestra ciudad? En otras partes se multa con rigurosidad a las personas que con sus animales ensucian, pero aquí... Es que tienen bula. Hay mil formas para que la calle y todo su espacio sea de verdad de todos y no quiero seguir. RAMON PUERTAS MONTERO. Cáceres