Quién podría bajar sin su amada los nueve círculos del infierno, gatear por los siete círculos del purgatorio y subir al noveno cielo si no pudiera alcanzar junto a su Beatriz el Empíreo. Para quien haya reconocido lo descrito se trata de ‘La Divina Comedia’ y el italiano Dante Alighieri, su enamorado autor, aunque coloquialmente sólo se conozca su obra por ‘El Infierno de Dante’.

Hace pocos días celebrábamos el día de San Valentín, día de los enamorados, en honor al santo mártir romano Valentín, que casaba a los soldados en secreto para no enojar al emperador Claudio II que los quería solteros, y que fue ajusticiado allá por mediados del siglo III. Aunque discutible su existencia y retirado del santoral en el Concilio Vaticano II en 1969, el 14 de febrero ha permanecido como el famoso día de los enamorados, más celebrado por cualquier comercio, pequeño, mediano o grande, que por los propios interesados, obligados a demostrar, con algo más que su firma, querer llegar a ser, o seguir siendo, la parte contratante de la parte contratante, que diría Groucho Marx.

Y es que el estar enamorado tiene esas cosas. Ortega y Gasset lo definiría como un estado transitorio de imbecilidad, aunque no así el amor. Un químico como la mezcla de la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, incluso un físico distinguiría entre el enamoramiento, fuerza centrípeta del objeto al sujeto, y el amor, fuerza centrífuga del sujeto al objeto. Incluso un economista, que mediría el enamoramiento como hasta dónde estás dispuesto a gastar en relación a tu producto interior bruto y el amor, invirtiendo el producto interior bruto en acciones a largo plazo.

En fin, con todos mis respetos a Valentines, Ortegas, Curies, Einsteins, Friedmans, incluso a Marx… Groucho, me quedo con Dante, porque el amor no entiende de tiempos imbéciles, no es química sin física, ni física sin química, ni gastar sin invertir o invertir sin gastar. Porque el amor es saber por y con quién bajarías nueve infiernos, lucharías en los siete círculos del purgatorio y subirías nueve cielos.

Porque lo importante es el camino hasta el Empíreo entre cielos, purgatorios e infiernos.

*Maestro.